Jesús dijo,
El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama.
La fe cristiana exige testimonio. Nuestra fe no es pasiva. Comienza con fidelidad y obediencia a la vida sacramental de la Iglesia.
El mundo no es favorable al testimonio cristiano. Somos plenamente conscientes de que el mundo nos odia. Pero sabemos que odia más a Jesús primero. Si crees que el mundo te odia, ten por seguridad que odiaba a Jesús primero. Siempre ha sido así, comenzando con la primera persecución de la Iglesia.
El diácono Felipe fue uno de los primeros siete diáconos de la Iglesia de Jerusalén. Saúl, nuestro San Pablo, fue uno de los primeros perseguidores de la nueva Iglesia fundada por Jesucristo. Esa persecución tuvo profundas consecuencias.