«Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos…
Dichosos los que lloran …
Dichosos los sufridos …
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia …
Dichosos los misericordiosos …
Dichosos los limpios de corazón …
Dichosos los que trabajan por la paz …
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia ….
Yo admito que no he comprendido las bienaventuranzas hasta hace relativamente poco tiempo. Creo que uno de mis errores fue pensar que los ocho “Dichosos” hacia referencia a ocho personas diferentes.
Recién me di cuenta de que todos son la misma persona, no ocho. Jesús es esta persona, y estos son sus rasgos de carácter.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. A medida que nos volvemos como Él, crecemos en estas bienaventuranzas.
También pensé que teníamos que llegar a ser como las bienaventuranzas de inmediato. Sin embargo, no he encontrado que eso sea posible.
En cambio, he descubierto que crecemos en las Bienaventuranzas si hacemos algunas cosas sencillas. Jesús promete vida eterna a los bautizados, y aquellos que nunca pierden la Misa, reciben la Santa Comunión cada oportunidad que tienen y, cuando caen de la bicicleta, vayan a la Confesión a menudo. Si sólo hacemos estas tres cosas, seremos consolados en el Reino de los Cielos. Crecemos en las Bienaventuranzas simplemente viviendo la vida Sacramental de la Iglesia. No es complicado. Por la Gracia de los Sacramentos seguimos a Jesús y heredamos el Reino de Dios.
No te pierdas la Misa. Recibe la Santa Comunión cada oportunidad que tengas. Vaya a la confesión a menudo.
Me parece fascinante ver a la gente crecer y madurar espiritualmente cuando sigan esta formula. Mira lo que pasa. Vemos gente que no va a la misa regularmente, o rara vez. Ellos tienden a sentarse en la parte posterior de la Iglesia, o de pie muy atrás para que puedan escapar fácilmente o no ser notado. Ellos escuchan la Palabra de Dios. La Palabra de Dios crece en su corazón, y maduran espiritualmente.
Si no endurecen sus corazones al Evangelio, gradualmente abren sus corazones. La Palabra de Dios crece en ellos, cambiándolos.
Si se sienten bienvenidos, sienten que tienen que volver. Es un hermoso proceso para verlos crecer y madurar dentro de la comunidad parroquial.
Yo no nací en una familia Católica. Cuando cumplí 18 anos me convertí a ser Católico. Al principio pensé que era sólo «yo y Dios», como el “Llaneros Solitario.” Sin embargo, a medida que maduraba en mi fe, me di cuenta de que no puedo crecer espiritualmente sin mi comunidad parroquial. No puedo hacerlo solo. Les necesito a Uds. La mayor parte de mi crecimiento espiritual esta estimulado aquí, en mi comunidad.
Así como los jóvenes matrimonios se hacen mejores personas, uno al otro, así los feligreses, juntos se hacen mejores cristianos. Necesitamos adorar juntos. Juntos profundizamos nuestra comprensión del Evangelio. No sucederá si fuera yo separado de la parroquia. Les necesito. Y Uds. necesitan a mi.
No sólo eso, he reconocido que ustedes necesitan saber que pueden contar conmigo. Tengo que estar presente todo el tiempo cuando es necesario, como todos los domingos, y en otros momentos. Y yo necesito saber que puedo contar con Uds.
Cuando mi fe es débil, la fe de Uds. me fortalece. Nos necesitamos unos a otros para acercarnos a Jesús.
Miren alrededor de nuestra parroquia y vean Uds. todas las actividades y ministerios que tenemos aquí en la parroquia. Esa es obra del Espíritu Santo que obra a través de todos nosotros. El programa de Educación Religiosa está formado por voluntarios que no dicen a la parroquia: «¡Pueden contar conmigo!» y, “Me prepararé y estaré aquí para ayudar a sus hijos a aprender nuestra fe.”
Nuestros ministerios de crecimiento espiritual, como Cristo Renueva Su Parroquia y el Movimiento Familiar, y Crecimiento sólo son posibles cuando la gente dicen: «¡Pueden contar conmigo!»
Nuestros programas Boy Scouts, Cub Scouts y Girl Scouts sólo son posibles cuando los feligreses se levantan y dicen: «¡Pueden contar conmigo!»
Nuestro programa de mandar nuestros niños las Escuelas Católicas para las familias más humildes está creciendo porque nuestros parroquianos dicen: «¡Pueden contar conmigo!»
El Espíritu Santo llega a esos corazones y fortalece a aquellos corazones que dicen: «¡Aquí estoy, Señor, puedes contar conmigo!»