Primera Homilia – Sagrado Corazon
Estoy enamorado. Estoy locamente, profundamente, completamente lleno de amor.
Reconozco los síntomas porque ya he estado enamorado anteriormente. He estado enamorado de una mujer. Yo estaba casado unos 37 años con mi esposa, Cynthia. Tenemos seis hijos. Soy viudo, porque mi señora murió de cáncer hace unos años.
Sé que no soy la única persona aquí quien ha vivido la experiencia del amor. Muchos de Uds. saben muy bien como es la experiencia de vivir un enlace de amor, profundamente, locamente enamorados.
Antes de mi ordenación al sacerdocio, hace un par de años, yo tuve una entrevista con el obispo. Es obligatorio que el obispo se reúna con cada diacono a quien él va a ordenar de sacerdote. El obispo está obligado preguntarnos sobre nuestras ideas y opiniones con respecto a la obediencia, la vida soltera o celibato, y la sencillez de nuestras vidas, o sea, como vivimos con dinero y propiedades.
Esta conversación es igualmente importante entre obispo e candidato para ordenación, como debe de ser entre las parejas prometidas a casarse, o “fiances”. Es decir que quienes se van a casar tienen la misma obligación de tener una vida sana, y discutir honestamente entre ellos la fidelidad, la castidad (o la salubridad de su vida sexual como pareja), y la sencillez de su vida (o sea, como van a manejar su dinero y bienes como pareja). Discutir estos asuntos en conversación intima es la forma de evitar fracasos de unión y amor entre personas quienes están profundamente enamoradas y están preparándose para hacer su compromiso de amor permanente y público.
Cuando el obispo me planteo estas preguntas yo ya estaba preparado para contestar con mi experiencia de amor en matrimonio. Las respuestas mías no eran muy diferentes a aquellas cuando me enamore de Cynthia. Yo estaba enamorado en aquel entonces. Estoy enamorado ahora. Cuando respondí al obispo simplemente le conteste que yo estoy completamente, profundamente lleno de amor para nuestro Dios y su Iglesia. Cuando uno esta tan enamorado, el objeto de su amor tiene el primer lugar en su vida, antes de cualquier cosa, y es así conmigo. Aprendes como amar el otro como a ti mismo. Y pierdes todo miedo, creces más bravo cuando estás enamorado.
Y ahora, nuestro Dios me ha regalado más tiempo, libertad y salud para seguir mi vida lleno de amor. Estoy aquí en la parroquia de Sagrado Corazón para caer en el amor con Uds. Todavía no es claro para mí como sucederá, y se de experiencia que tomara tiempo. De lo que he visto es una parroquia viva y llena de fe. Sin embargo, tengo que aprender como amarles.
Sé que cuando amamos sin condiciones, sin límites, sin medida, sin miedo, imitamos a Cristo y nos acercamos al Padre, en el Espíritu. En el amor, hablamos la verdad uno al otro.
Nosotros vamos a fallarnos de vez en cuando, fallamos también en el amor. Así suceda entre amantes, ¿no es cierto? Cuando fracasamos en el amor, luego podemos arrepentirnos y crecer, siempre y cuando lo admitimos uno al otro. Si Confesamos nuestras fallas uno al otro, y pedir perdón, uno del otro, yendo a la Confesión, la próxima vez ojala que lo mostramos compasión a nuestro prójimo, aun cuando nuestro prójimo se presenta el más pobre que encontramos.
Es cierto que cuando comenzamos a conocernos más íntimamente, también vamos a experimentar las debilidades que poseemos y quizás mal entendernos de vez en cuando. Cuando San Pablo confeso al Padre de su debilidad, como una espina clavada en su carne, Dios lo mostro que su poder se manifiesta en la debilidad. Vamos a sobrevivir y experimentar entre nosotros la gracia y el poder de Dios.
Vale la pena mencionar aquí, que hubo mal entendimientos entre Jesús y su propia familia y su pueblo nativo. Era difícil para ellos observar a Dios en El, porque para ellos, lo conocieron demasiado humano. Conocieron a él muy humanamente, incluyendo sus raíces familiares. Nunca esperaba ver a Dios en él. Si no podemos reconocer a Dios entre nosotros, faltara la fe para sobrevivir eternamente.
También, hay que mencionar el posible mal entendimiento de parte de nosotros escuchando este evangelio. Jesús no tenía hermanos en el sentido que nosotros usamos la palabra hoy en día. Santiago, José, Judas y Simón tenían a otra madre que no era María. San Marcos menciona el nombre de esta madre en otra parte del Evangelio. En hebreo y griego usaban mucho la palabra para “hermano” como primo. Aun en Español decimos “primo hermano” para hijo de hermanos de nuestros padres. Eso es muy común en algunas culturas.
Si Uds. quieren vivir su vida en el amor, y en la esperanza de vivir eternamente, como dijo Jesús, es algo muy sencillo. Quizás no es fácil a veces, pero no es complicado. Solo requiere que se pierdan a sí mismos comprometido en el amor con otro, sin miedo, y tener el valor, el coraje vivir fiel, aun con el don de su propio cuerpo y vida. Así nos hacemos “Iglesia”; así formamos familias cuando estamos totalmente, profundamente enamorado: Sin miedo de fracasar en el amor.
Hoy estoy muy agradecido por el amor de Dios y todo el fruto que me ha proporcionado en mi vida. No puedo imaginar mi vida fuera de este amor, fuera de nuestra fe. Deseo compartirlo con Uds., y quienquiera encuentro en la via. Y esto es lo que está pasando aquí, hoy, ahora mismo. Eso es como deseo servirles, al lado de nuestro Párroco Asistente, Padre Uche, en el camino hacia la vida eterna con Uds. Doy gracias a Dios que tengo esta oportunidad.