Muchas personas piensan que la conversión a Jesucristo es algo que ocurre sólo una vez. Aquellos de nosotros que han experimentado Jesús, saben bien que la fe en Jesús es dinámico. Estamos en crecimiento continuo, en arrepentimiento y la conversión a Él.
Basta con mirar el camino de la Cuaresma. Cada año desde Miércoles de Ceniza estamos llamados a examinar nuestras vidas y arrepentirnos y confesar. A medida que crecemos en la fe y en la oración, experimentamos nuestros defectos y estamos llamados a recordar el amor que Jesús tiene para nosotros. Esta es una experiencia que pasa por toda la vida. Es como enamorarse. La experiencia de enamorarse nos cambia, y sucede una y otra vez.
El camino de la Cuaresma hasta la Pascua sucede cada año a lo largo de nuestras vidas. No es una repetición aburrida, sino una nueva profundización de cada año; siempre es una invitación a profundizar en nuestra fe y entendimiento, buscando siempre estar unidos con Él. Jesús resucito. Eso cambia todo.
San Pablo está constantemente invitando a una forma diferente de vivir.
Así pues, si hemos muerto con Cristo,
creemos que también viviremos con él.
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En consecuencia, usted también debe pensar en sí mismos como muertos al pecado y vivir para Dios en Cristo Jesús.
Sabemos que el Espíritu Santo ayudó a los discípulos de Jesús para reflexionar y crecer en la fe. En el Evangelio se nos dice que los discípulos no entendían la resurrección de Jesús cuando sucedió, pero sólo de forma gradual a medida que reflejaban. Jesús incluso se les apareció en su Cuerpo Resucitado y los invitó a tocar sus llagas para que podían creer. Ellos estaban con dudas, pero más tarde llegaron a creer en la Resurrección.
Y así será con nosotros. Él ha resucitado. El acontecimiento de la Pascua es demasiado grande y misterioso. Vamos a pasar toda nuestras vidas aprendiendo a conformar nuestras vidas a El. Vamos a experimentar nuestra propia conversión. Volveremos a caer en la tentación. Vamos a confesar y recibir de él una vez más en su Palabra y el Sacramento, en la esperanza de que también resucitaremos con Él.
Las cosas no siempre tienen que ser el mismo para nosotros año tras año. Pueden ser mejor … mucho, mucho mejor con Jesús.