“¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer a las ovejas de mi rebaño!, dice el Señor.
Así Dios regaña a los pastores quienes no cumplen con sus deberes de cuidar al rebaño.
“Ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado. Yo me encargaré de castigar la maldad de las acciones de ustedes”.
Este castigo se aplicará a sacerdotes, obispos y a todas autoridades quienes tienen responsabilidad para el bien de un grupo de personas, incluyendo a padres de familia! Esta dirigido a todos pastores falsos. Se aplicara a padres de familia, porque son los primeros pastores de sus hijos.
Ahora bien, vamos a recordar que Jesús decía,
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;
yo las conozco y ellas me siguen.
¿Cómo podemos reconocer la voz del Señor, nuestro Pastor? Siempre la voz del Buen Pastor, se reconoce porque nos invita a la paz, el amor y la unidad. Existen muchos pastores en el mundo quienes si son del mundo, la voz del mundo. Estos pastores no invitan a la paz o la unidad, sino a placeres prohibidos, como sexo, drogas, violencia, bebidas alcohólicas en exceso, etc.
Estos falsos pastores nos informan que cada persona puede decidir por si solo lo que es aceptable, y no escuchar a otros pastores, especialmente a Dios. Aquellos pastores nos invitan al caos, no al orden en nuestras vidas. Aquellos pastores muchas veces maldicen los valores familiares o valores de la comunidad, y dicen que nos van a liberar de “reglas” excesivas. Estos pastores falsos nos hablan de derechos personales, libertad y justicia, pero, en realidad están tratando de dispersar al rebaño, a la separación y división como ovejas sin pastor. Estos pastores falsos no busquen lo mejor para las ovejas; les ensenan la voz del mundo popular. Esto acaba de suceder con la decisión de la Corte Suprema respecto al matrimonio de homosexuales. También estos pastores han aprobado el aborto, y en muchas comunidades el uso popular y la venta de mariguana. Esos son malos, falsos pastores; peligrosos para la paz y bien de nuestras comunidades y familias.
Hoy yo quisiera hablar a los padres y madres de familia. ¿Como se aplica la advertencia de Dios contra malos pastores en el caso de padres de familia?
A los padres nuestro Dios los han designado como los primeros pastores de sus hijos. El peligro es que los padres muchas veces ignoran su responsabilidad como pastores de sus familias, y permiten a sus hijos, como dijo Jesús, andar
… como ovejas sin pastor,….
Con demasiada frecuencia observo a jóvenes sin supervisión. Con demasiada frecuencia recibo en la confesión a jóvenes de 13, 14 o 15 años ya activos en sexo y drogas y alcohol. Son sus hijos! Con demasiada frecuencia oigo a padres decir,
- “Padre, mi hijo (o hija) no quiere venir a Misa”, o
- “Padre, mi hijo o hija, no quiere asistir a la escuela católica”, o
- “Padre, mi hijo (o hija) no quiere participar en los Boy Scouts o Girl Scouts, etc.”
O, veo que los papas no supervisan a sus hijos; no ayudan a sus hijos en sus tareas de la escuela, pero les permiten tener celulares mucho antes de su madurez para usarlos. Luego, los niños están mandando fotos de si mismos desnudo o embriagados a sus amigos. Mientras tanto, los papas están perdidos en su propio Facebook.
Tenemos que llamar la atención de los padres para sus hijos. Padres, Madres, Uds. son los primeros pastores de sus hijos. No los suelten. ¿Quién sabe que es lo mejor para ellos? Los hijos? o, ¿los padres? No importa que nos griten o se enojen. Papas, ¡no suelten la cuerda. No lo tomen como algo personal. Es muy normal para un pastor, luchar por mantener a sus ovejas en el redil.
Gracias a Dios, mas y mas estoy escuchando buenos ejemplos de padres responsables, buenos pastores de sus hijos. Con mas frecuencia escucho a papas diciendo, “Mi hijo va asistir a una escuela católica, aunque no quiere.” O, “Mis hijos no quieren venir a la Misa, pero no es su decisión.” O, “Mis hijos no los permitimos a ir a una actividad sin que uno de nosotros papas vamos con ellos.”
Recién escuche a un análisis de padres como buenos pastores de sus niños quienes no suelten la cuerda, no se hacen permisivos.
Como papás no es extraño encontrarnos en una lucha con nuestros hijos cuando inicia sus años adolescentes. Ellos tiran la cuerda en todo. El conflicto puede ser de la hora de regresar a casa, desorden en su cuarto, mentiras, falta de respecto, novios, novias, malos amigos, disciplina, tareas de escuela, etc. La verdad es que esto es muy normal en estas edades de jóvenes que ellos tiren la cuerda.
Nosotros papas los queremos volver a como eran mas joven, dulces, mas dependientes de nosotros. Pero, no. Parece que ellos quieren luchar contra nosotros. Padres, quiero decirles que eso es parte de nuestra responsabilidad, no soltar la cuerda. Ellos necesitan tirar la cuerda como parte de su formación y maduración. Nosotros no debemos soltar nuestro lado de la cuerda, nunca. Lo que es interesante, es que, en verdad, ellos no quieren que los soltemos, que no lo libremos. No nos van a decir, pero no suelten la cuerda. Así es la lucha. Pero es una lucha buena. Es una lucha sana que manifiesta nuestro amor para ellos.
Los hijos NECESITAN limites. Necesitan que les jalemos las riendas. Somos nosotros los padres los que les damos estructura, equilibrio. ¡Si ustedes sueltan la cuerda ellos pierdan!
En verdad, los cerebros de los muchachos no terminan de formarse hasta después de los 20 años de edad, especialmente cuando se trata de emoción y sexo. Solo pasando los 20 años comienzan a tener juicio para anticipar el impacto futuro de sus acciones. No permiten a que los niñas duermen con sus novios, o anden en secreto de sus papas.
Mantengamos la disciplina. El buen pastor tiene que mantener su rebaño en seguridad, no dejarlos correr libres, donde los lobos pueden atacarlos.
Padres, Uds. bien saben que hay lobos esperando comer a nuestros hijos. Sean buenos pastores. Ámenlos con paciencia. Pero, no suelten la cuerda! Es natural que ellos la tiren cuando están creciendo, pero mantienen el control de la cuerda, padres pastores.
El buen pastor no los dejara dispersos. Escuchen a Dios decir como nuestro pastor,
Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas . . . y las volveré a traer a sus pastos, para que ahí crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten. Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá.
El buen pastor se preocupa de sus ovejas, y los cuida con amor incansable.
Y no falten la misa con sus hijos para que ellos pueden siempre reconocer la voz del Buen Pastor, Jesucristo.