Jesús dijo a sus discípulos,
«Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día».
Esto debe haber sido muy difícil para los discípulos de Jesús. Habían vivido con él durante tres años. Se había convertido en un amigo íntimo; más cerca incluso que sus propias familiares e amigos. Lo amaban. Sabían que los amó a ellos. Habían dejado todo para seguirle. Ahora, El estaba hablando con ellos acerca de su sufrimiento y el final de su vida muy pronto.
¿Por qué tuvo que morir? Tal vez todos los cristianos, en algún momento, hacen esta pregunta a sí mismo de que se trate. ¿Por qué Jesús tuvo que sufrir y morir?
La razón más importante consiste en su amor por nosotros: Que él daría su vida por sus amigos. Para darnos vida con el, el tenia que morir y destruir la muerte. Nos ayudaría recordar algo mas grande. Todos en el mundo antes de que Jesús vivió, vivían en el miedo a la muerte y la enfermedad porque no había ninguna esperanza de escapar para cualquiera de nosotros. A menudo sus discípulos lo vieron curar a los enfermos y dar vida a los muertos.
Por su muerte en la Cruz, Jesús, el Cristo de Dios, venció a la muerte, de una vez por todas. La muerte ya no podía tener ningún poder sobre él. Él quería darnos ese mismo poder sobre la muerte. Eso es por lo que tuvo que sufrir y morir en la cruz. Su resurrección es nuestra esperanza para vencer la muerte, también. La cruz es su regalo para nosotros.
Con el fin de recibir su regalo de la vida eterna, tenemos que creer lo que decía:
«Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará».
¿Cómo podemos «tomar nuestra cruz? La Iglesia siempre ha enseñado la lección que tenemos que aprender a negarnos a nosotros mismos. Tenemos que aprender a hacernos menos importante, y crecer para poner a los demás en primer lugar.
Vemos este crecimiento en la madurez a nuestro alrededor. Basta con mirar a los adolescentes que están aprendiendo cómo convertirse en adultos. Ya son mas grandes que antes, físicamente, pero aún así adentro todavía son niños auto-absorbidos.
Basta con mirar a los adultos jóvenes cuando empiezan a casarse. Comienzan a ser atraídos y orientados uno a la otra. Pasarán toda su vida luchando con tensiones entre el amor propio, su egoísmo, y el amor por el otro.
Basta con mirar a los quienes son padres por primera vez. Ellos se vuelven totalmente absorbidos en sus nuevos bebés, pero luego tienen que luchar con el hecho de que estos, sus propios hijos nuevos, son tan auto-absorbidos que ahora exigen una atención constante. Como padres, estos tienen que perderse mas para el bien del otro.
Y, así, aprendemos a crecer entre el ensimismamiento y la Cruz. La Cruz es el último madurez espiritual. Nos enteramos de que no existe mayor amor que entregar a nosotros mismos por completo para aquellos que amamos. Dijo Jesús:
Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará».
Estamos celebrando el Día del Padre. Son padres realmente necesario? Bueno, eso depende. Si el padre está ausente, absorbido en sí mismo, egoísta y se niega a convertirse en el maestro y modelo de carácter y virtud, el niño tendrá más dificultades para aprender a amar y madurar sobre su propio egoísmo.
Sin embargo, si el padre está creciendo en el amor, la abnegación y compromiso a otros, los niños aprenderán más rápidamente controlarse, y la verdad de la negación como un regalo para toda la vida. De sus padres ellos van a aprender a ser adultos más sanos.
Los padres son esenciales para la formación de nuestras familias e hijos. Doy gracias a Dios por los padres que niegan regularmente a sí mismos por el bien de sus familias, y ayudar a que sus hijos aprendan los dones de nuestra fe.
Los padres son los primeros maestros de la fe. Cuando la fe no es importante para el padre, los niños aprenden esta lección rápida y temprana. No será importante la fe para ellos, tampoco.
Aquellos padres que enseñan y practican que su fe en Jesús es importante para sus vidas, entonces enseñan de forma automática la fe a sus hijos. Cuando aman a sus cónyuges y sus hijos y siempre tratan de vivir sus valores más importantes, los padres son los mejores maestros. Gracias a Dios por estos padres.
Padres, Feliz Día del Padre!