Uno de los retos mas difícil para mi como párroco es la tarea de crear unidad en la parroquia. En una parroquia existen tantas influencias y grupos e intereses, que tienen el efecto de dividir o separar la comunidad. Es muy humano. La gente se acostumbra a agruparse o a congregar donde están mas cómodos. Con frequencia es difícil para la gente dejar sus grupos, sus “corralitos” y involucrarse con otra gente desconocidos o con otros grupos.
En la parroquia esto sucede con comunidades quienes siempre van a la misma misa, o con grupos de su mismo idioma o ministerio. Eso no es unidad, sino representa sus “corralitos”.
También sucede en el mundo, en su vecindad, en el trabajo, con gremios profesionales, sindicatos, escuelas, partidos politicos y pandillas.
Sin embargo, como Cristianos estamos llamados a la unión en Jesucristo. Jesús no nos llama a quedarnos dentro de nuestras grupos conocidos y cómodos. No, estamos llamados a la misión de llamar nuestros hermanos y hermanas en el mundo a repentirse y a la conversión y la salvación eterna.
En la primera lectura encontramos a Amós el profeta. Amós nació en Juda, en el sur de Israel. En la lectura, Amós estaba predicando en el norte, en Israel. Encontró oposición porque él era foraneo y venia de otro lugar.
En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le dijo al profeta Amós: “Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan, profetizando; pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque es santuario del rey y templo del reino”.
Después de los reyes David y Solomón, Israel se dividió en dos partes por razones politicos y corrupción. En el norte se encontraban diez de los tribus de Israel, y lo llamaban “Israel”. En el sur, solo Juda y Benjamin quedaban tribus fieles a Dios y Jerusalén, y lo llamaban “Juda”. Esta division de su pais presento a los fieles de Dios mucho dolor. Los diez tribus daban su espalda a Dios, y pronto iban a desaparecer. Dios mando Amos a ellos para advertirles, y llamarles otra vez a la reunion. Pero ellos rechazaban a Amos, y Israel cayo cautivo de Syria y dejaba de existir como pais. Desapareció. Jesus vino a revivirles y reunirles como 900 años después.
Amós predicaba arrepentimiento a ellos pidiendo que vuelven a la unidad con Dios y con la nación de doce tribus que Dios estableció.
En este tiempo, los reyes del norte ya comenzaban a ser corruptos y paganos, separados de Dios. Tenian profetas pero ya no eran como los profetas de Dios. Los profetas del norte en Israel eran mas como magos, y trabajaban en sindicatos. Dios mando a Amós como foraneo en misión para salvar a la gente de Israel perdido, llamándoles a volver a Dios, a la unidad con el pueblo de Dios.
Dios manda a los profetas, no el hombre. Amós decia que él no tenia opción sino obedecer a Dios. Amós no fue ningun profeta profesional como los del norte. El mensaje de Amós era pedir que los del norte regresaran a la unidad con Dios, y la protección de Dios. Si no lo hacian, iban a ser destruidos por sus enemigos, y asi fue.
Pues, asi es con misioneros verdaderos. La misión no es suyo, sino siempre es misión de Dios. Y siempre la misión de Dios es una llamada a la reunión con él y reunión con Su pueblo. Somos de la rebaña del Pastor. Somos Suyo. Tenemos que llamar a los corderos perdidos. Eso es nuestra mision.
En eso aprendemos nuestro papel en la misión. Es la mision de todos en nuestra parroquia. No importa si participamos con Cristo Renueva su Parroquia, o SINE, o Caballeros de Colón, o Grupo de Oración o Movimiento Familiar. Primeramente somos miembros de la comunidad de Dios. No podemos, no debemos quedar dentro de nuestros “corralitos”, separados de los demas. Primero debemos estar unidos con todos los hijos de Dios, con la misión de llamar a todos a ser obediente a Dios, arrepentirse para nuestra salvación.
Por ser cristianos bautizados y confirmados, todos ya somos misioneros a los quienes no conocen o no creen en Dios.
Los gobiernos no les gusten a los misioneros, pero los misioneros no pertenecemos a ningun gobierno, sino a Cristo y su Iglesia, fundado por El. Tenemos que hacernos foraneos en ambientes extraños, aun que sea incómodo o inconveniente. No es cómodo ni conveniente proclamar a la sociedad o al gobierno nuestra posición Cristiana con respecto al matrimonio, o con respecto al valor de la vida humana y la justicia. Pero es necesario. Si nosotros no lo hacemos, ¿quién lo va hacer?
En el evangelio, Jesús mandó sus discípulos a su primer misión. Los mandó dos por dos, porque es necesario ser responsables a otros de nuestra comunidad con respecto al objectivo de la misión. Y ¿qué es el objetivo de nuestra misión?
Jesús llamo a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica….
… Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Nuestro papel, el objectivo de la misión es la salvación del mundo. Eso es la misión de la Iglesia que Jesús fundó.
No podemos cumplir nuestra misión si quedamos cómodos dentro de nuestros “corralitos”, en nuestros grupos e estudios bíblicos. No debemos olvidar que Jesús nos mandó a todo el mundo,
Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, el Hijo y el Espiritu Santo. Y enséñenles todo lo que yo les he mandado.
Sin embargo, aqui en nuestra comunidad, la comunidad Inglés rara vez sale de su nido, de su corralito. Pero los Hispanos hacen lo mismo. La gente involucrado en servicio litúrgico tienen la tendencia de creer que su servicio en el Altar es ministerio o mision. NO! Servicio al altar no es ministerio, sino es alabanza de Dios. Misión es salir. Servicio al Altar es su forma de alabar a Dios, no importa que sean coros, o lectores o acólitos. Es alabanza, no misión. Por nuestro bautismo tenemos que salir de donde estamos cómodos y llevar Cristo al mundo entero.
Si Uds. no han salido de su corralito, no estan viviendo su misión. Quizás eso es lo que Dios les esta esperando hacer, “a predicar el arrepentimiento”, y llamar gente a la unidad en el reino de Dios.