De vez en cuando podemos observar claramente que la Biblia revela la mente de Dios, y que la Palabra de Dios es continua y consistente en toda la Biblia, en el antiguo testamento y en el nuevo testamento. La Biblia tiene varios profetas y autores, pero un solo Autor, la Palabra de Dios.
También, podemos ver que Jesús es la Palabra de Dios, y el amigo de Isaías, el profeta quien vivió unos 800 años antes. Por ser la Palabra de Dios, ahora Jesús puede usar el mismo cuento de la viña que contaba Isaías y extenderlo, agregando una lección más con respecto a la Viña del Señor. En ambos casos la viña es su pueblo, Israel. Escuchen otra vez a Isaías:
“Déjenme cantar, en nombre de mi amigo, la canción de mi amigo por su viña. Una viña tenía mi amigo en una loma fértil.”
“La cavó quitando las piedras y plantó cepas escogidas. En medio de ella construyó una torre y también cavó un lagar. El esperaba que produjera uvas, pero sólo le dio racimos amargos.”
Dios es el amigo del profeta Isaías. La viña se trata de Israel, el pueblo de Dios. Las uvas agrias son el pueblo de Dios infiel. ¿Qué mas pudiera haber hecho Dios por su rebaño? Sin embargo ellos se hicieron rebeldes.
Ahora escucha a Jesús diciendo lo mismo, unos 800 años después de Isaías. Dijo Jesús,
“Escuchen este otro ejemplo: Había un propietario que plantó una viña. La rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar y levantó una torre para vigilarla. Después la alquiló a unos labradores y se marchó a un país lejano.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus sirvientes que fueran donde aquellos labradores y cobraran su parte de la cosecha.
Pero los labradores tomaron a los enviados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.”
Otra vez la viña es Israel, el Pueblo de Dios. Esta vez las uvas agrias son los infieles quienes tenían posesión de la viña. Otra vez, después de 800 años, Jesús les esta reclamando como rebeldes pecadores, infiel a Dios, quien es, verdaderamente el dueño.
¿Podría Jesús reclamarnos a nosotros hoy en día como “uvas agrias”? Casi todos presentes hoy en este lugar somos Católicos bautizados. Por nuestro bautizo en Cristo podemos gozar de la vida eterna, si es que somos fieles a Dios y respetamos sus mandamientos. Debemos estar a salvo, si no estamos rebeldes a Dios.
En la Iglesia Católica enseñamos lo que nos enseña Dios en la Biblia, alabar a Dios, respetar los Diez Mandamientos y los Mandamientos de Jesús a comulgar su Santísimo Cuerpo y su Sangre. El tercer Mandamiento de Dios es
“Guardar Santo el séptimo día, o sea, que no falten la Santa Misa.”
Como dijo el Señor,
“Yo soy el pan de Vida.
Y continua,
Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.”
Jesús nos enseña como estar a salvo y vivir eternamente con Él. Sin embargo ¿es posible negarle y resultar como “uvas agrias”.
Sabíamos que muchos en nuestra parroquia no vienen regularmente a la Santa Misa. Muchos adultos mandan sus hijos a clases de doctrina, pero ellos no vienen a Misa o no traen sus hijos a la Santa Misa. ¿No son rebeldes, o “uvas agrias”? ¿Porque niegan a participar en la Santa Misa? Peor todavía, están enseñando a sus hijos también ser rebeldes, como nosotros estamos enseñando mentiras aquí. No están formando discípulos, sino mas uvas agrias.
No teníamos ninguna idea del tamaño del problema. En Septiembre la asistencia a la Santa Misa aquí en nuestra parroquia creció alrededor de mil personas cada semana. Jamás en mi vida he experimentado un crecimiento tan rápido y tan grande de asistencia a la Santa Misa. Para nosotros, esto representa un crecimiento de 50% en un solo mes. ¿Por qué sucedió?
Con nuestras catequistas decidimos enseñar los niños la importancia de asistir a Misa, y aprender a practicar su fe como nos dice Dios. También, hicimos el requisito que los niños confirman a sus catequistas su asistencia a Misa con la firma de unos ministros en la Misa en un papelito de asistencia.
Eso no es ni castigo ni penitencia. Estamos enseñando la doctrina de la Santa Iglesia, siguiendo los mandamientos de Dios; y que asisten la Santa Misa cada Domingo.
¿Cómo es posible que nos encontramos de un mes a otro con mil personas mas cada fin de semana que mandaban a sus hijos a doctrina, pero que no les llevaba a Misa? Se me hace que la explicación esta en las lecturas hoy, y en el evangelio que acabamos de escuchar.
Dios nos preparaba como su viña. Estamos bautizados. Solo tenemos que seguir sus mandamientos, que incluye alabanza al Señor y no faltar la Misa. Sin embargo, como dice Jesús,
“Cuando llegó el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus sirvientes que fueran donde aquellos labradores y cobraran su parte de la cosecha.
Pero los labradores tomaron a los enviados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.”
O sea, ellos no querían conformarse al dueño de la viña o las reglas de la viña.
Señores, queremos ayudar a formar a sus hijos en la fe. Pero, no lo podemos hacerlo solos. Sus niños nunca van a aprender la fe solo con clases de catequismo, sino con la Santa Misa. En la Santa Misa van a conocer la Palabra de Dios. En la Santa Misa van a recibir su Santísimo Cuerpo y Sangre. Solo buscamos la salvación de Uds. y sus hijos.
Pero si se hacen rebeldes, si deciden ser “uvas agrias”, entonces, como dice Jesús,
“Por esta razón les digo a ustedes que les será quitado el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.”
Nuestra tarea aquí es compartir la Palabra de Dios, formar discípulos de Jesucristo y ofrecer sus Sacramentos de vida eterna. Pero no lo podemos hacer si los trabajadores de la viña se hacen rebeldes, inventan sus propias excusas y reglas y no vienen a Misa. Ignoran su viña y sus responsabilidades a sus hijos y a si mismos. Señores, por favor, por el amor de Dios, ¡no falten la Misa!
Nos hacemos discípulos y parroquianos cuando somos fieles a la Palabra de Dios, y juntos construimos con Jesús su viña, el Reino de Dios en la tierra.
Mat 21:33-43