“Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo.”
Quiero darles otra manera de pensar que significa la palabra “santo”. Realmente usamos la palabra “santo” no lo entendemos muchas veces. Déjenme darles otra manera de pensar de ser “santo”.
En vez de decir “santo”, vamos a decir “maduro”, “completo”. Y así podemos pensar que cuando no somos santos, somos inmaduros, incompletos. O sea, que ser santo es un proceso de madurar en vez de quedarnos inmaduros. La generosidad es un excelente ejemplo de esta madurez.
Hoy quisiera hablar con Uds. con respecto a la generosidad y el diezmo. A través de los años me he convencido de que la generosidad y el diezmo son críticos para entender mi relación con Jesucristo y su Iglesia. Si no estoy dando mi diezmo es porque me falta confianza en Dios, y soy inmaduro en mi fe.
Es mas. Se me hace que nuestro diezmo personal es un espejo bien claro reflejando nuestra madurez espiritual. Escuchamos a San Pablo decir,
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, sentía como niño y pensaba como niño; pero cuando llegue a ser hombre, hice a un lado las cosas de niño.”
Si yo no participo en la vida de la iglesia, quedo niño en mi espiritualidad.
Nuestro Papa Francisco dijo, “Es una dicotomía absurda pensar de vivir con Cristo pero sin la Iglesia, de seguir a Jesús afuera de la Iglesia, de amar a Jesús sin amar a su Iglesia.”
Como católico convertido a la iglesia cuando yo era joven, llegue a creer fuertemente en Dios y enamorado con su iglesia. Sin embargo, la historia de mi diezmo quizás es la reflexión mas correcta de mi madurez espiritual y mi generosidad en aquel entonces.
En el principio como joven adulto católico fue un paso notable para mi cambiar de contribuir monedas de bolsa a la colecta hasta contribuir billetes, como de $5 o $10 dólares. Por supuesto yo no tenia mucha plata, pero este paso marcaba un crecimiento en mi madurez espiritual.
Uds. saben que yo soy viudo, casado con mi señora unos 37 años, con seis hijos. El diezmo no fue asunto fácil para nosotros y no estábamos siempre de acuerdo como pareja. Todos recién casados son todavía inmaduros, y maduren juntos. Teníamos que crecer en este aspecto de nuestra vida común, llegando a un acuerdo mutuo con respecto a nuestra generosidad y diezmo como pareja. Fue un paso grande para nosotros llegar a dar el 5% de nuestros ingresos mensuales como diezmo a la iglesia y varias grupos de caridad. Ahora bien, 5% no es ningún diezmo, pero el momento marcaba un progreso para nosotros como pareja cristiana.
Todavía teníamos muchas preocupaciones con respecto al dinero e nuestros ingresos y gastos. Pero estábamos madurando y progresando en la fe en Dios. Cuando por fin llegábamos a entregar regularmente el 10% de nuestras ganancias como un diezmo verdadero, comenzábamos entender la importancia del diezmo en nuestras vidas. Las bendiciones de Dios seguían llegando a nosotros como familia. Estábamos benditos. Hoy en día continuo dando mi diezmo completo y mas.
Como pareja aprendíamos la importancia de planear el diezmo. El diezmo no toma vacaciones. Los humanos tomamos vacaciones, pero los gastos y necesidades de la iglesia y la comunidad no toman vacaciones. Mi sobre tiene que llegar cada semana. Y después de mi muerte, quiero asegurar que mi iglesia recibe 10% de mi herencia. Mi familia pueden tener el resto.
Como pareja nosotros experimentamos una libertad cuando llegábamos a dar regularmente el diezmo. Llegábamos a entender que la codicia, es una forma de esclavitud espiritual. La generosidad con nuestro dinero comenzó a ser un modelo para nuestras relaciones entre nosotros, mi señora y yo, con la familia y con los demás. Dejábamos de ser esclavos a nuestros bienes.
Rezan para esta libertad! Es por eso que en el Cuaresma rezamos juntos con sacrificios, el ayuno y la limosna.
Todos tenemos la responsabilidad de contribuir hasta 10%, y no debemos considerarnos “generosos” hasta que pasamos el renglón de 10%. Es una exageración llamarme a mi mismo “generoso” si no he contribuido por lo menos 10% de mis ganancias. Mi relación con Dios exige mi generosidad. Mi madurez espiritual exige que comparte mis bienes con los demás.
En la biblia Dios dio entender que todos debemos contribuir los primeros frutos, no simplemente lo que sobra después de nuestras necesidades. Una forma de planear nuestro diezmo será prometer cada semana por lo menos lo que ganamos la primera hora de nuestro trabajo, como gracias a Dios por su bendición de trabajo. Imagínense la bendición de Dios si comenzamos nuestro diezmo ofreciendo la primera hora de nuestro ingreso semanal en vez del ultimo que sobra a final de la semana. Demos a Dios los primeros frutos para que El nos entrega mas horas de trabajo y mas ingresos. Cuando llegamos a ser mas maduro en la fe, vivimos agradecidos a nuestro Dios.
El miércoles 5 de Marzo es Miércoles de Ceniza y inicia el Cuaresma. En el Cuaresma examinamos nuestra relación con Dios. ¿Soy una persona justa? ¿Comparto mis bienes con los demás, o solo cuando estoy satisfecho?
¿Comparto mi tiempo, mis talentos y mi tesoro con mi comunidad? ¿Tengo esperanza que Dios va bendecir mis dones y mi vida con mas bendiciones?
Les urjo a todos Uds., usar este Cuaresma para crecer mas maduro, mas santo, mas completa, mas cerca a Dios. En el Cuaresma, los cristianos debemos crecer en oración. Debemos practicar sacrificios para controlar nuestras tentaciones y tener mas control. Debemos practicar ayunos con nuestra oración para aprender la disciplina sobre nuestros deseos. Y debemos practicar el diezmo y la limosna mostrando nuestra preocupación para los demás.
San Lucas nos enseñó en su evangelio, que Jesús decía,
“Evitan con gran cuidado toda clase de codicia, porque aunque uno lo tenga todo, no son las posesiones las que le dan vida.” (Lucas 12:15)
“Busquen mas bien el Reino …..”
Y, “Venden lo que tienen y repórtenlo en limosnas. Háganse junto a Dios bolsas que no se rompen de viejas y reservas que no se acaban; allí no llega el ladrón, y no hay polilla que destroce.Porque donde esta tu tesoro, allí estará también tu Corazón.” (Lucas 12:31-34)