Por siglos antes del nacimiento de Jesucristo, nuestras profetas ya estaban haciendo profecías que Dios nos amo tanto que quería hacer como un matrimonio con los hombres, sus fieles, y que estaba preparándonos para ser esposados con El. Con mucha frecuencia usaba el matrimonio para representar la relación que el quería con nosotros quienes somos fieles a El. Como dijo Isaías:
… te llamarán “Mi complacencia”
y a tu tierra, “Desposada”,
porque el Señor se ha complacido en ti
y se ha desposado con tu tierra.Como un joven se desposa con una doncella,
se desposará contigo tu hacedor;
como el esposo se alegra con la esposa,
así se alegrará tu Dios contigo.
También podemos ver en los libros del Antiguo Testamento, “Cantar de los Cantares” y “Oseas”. El mensaje de Dios de su esperanza de relación con sus fieles es fuerte. Nuestro Dios nos quiere mucho. Nuestro Dios espera. Nuestro Dios nos pida preparar para este unión familiar con nosotros. La Iglesia será su esposa. Dios quiere que seamos limpios de pecado, y por eso Jesús nos dio el Bautismo y el Sacramento de Reconciliación o la Confesión, la Unción de los Enfermos, y El Sacramento de Confirmación y la Eucaristía. Todo Sacramento nos limpia de pecado y nos prepare para vivir unidos a El, para la eternidad. Si entendemos a los siete Sacramentos, podemos ver como cada uno nos prepare para unirnos con Nuestro Dios. Cuando vivimos en la vida Sacramental estamos preparándonos para esta vida divina con El.
También Dios nos da padrinos y madrinos para ayudarnos en el camino, nuestros ángeles guardianes. Y nos ha dado una Madrina especial, la Santa Madre de Dios, la Madre de Jesús, María.
Nuestro Dios nos quiere comunicar con El y pedir lo que necesitamos de El; hacer nuestra plegaria con El. Quiere que lo pedimos nuestras necesidades conocidos y las necesidades que no conocemos. Escucha la situación en Cana,
… hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino …
Quizás estos discípulos fueron los pescadores de Cafarnaúm, Pedro, Andrés, Juan y Santiago. Cana es como 25 millas de Cafarnaúm, o uno o dos días de caminar a pie. También Cana queda como unos seis millas de Nazaret, la casa natal de María donde ella recibió la Anunciación del nacimiento de Jesús. Por eso es muy probable que María y Jesús conocieron a las familias de la Boda de Cana, y se sentían cierta obligación a las familias. Puede ser que las familias fueron también familia o muy buenos amigos de la familia de Jesús y María. Por eso será que María, Jesús fueron y llevaban a los nuevos discípulos de Jesús. Podría ser que mucha mas gente fueron a esta boda porque las familias fueron bien conocidas. Quizás muchas mas que esperaban.
El milagro del matrimonio en Cana nos muestra también la importancia de la intercesión de María en esta boda,
Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no tienen vino”. Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega mi hora”.
Se nota que los novios no sabían que faltaba vino, pero María sabia de la falta. O sea, la intervención de María no lo pidieron los anfitriones o los novios. María estaba buscando el bien para ellos.
Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga”.
Y Jesús convirtió agua, unos seis cientos gallones de agua en vino, mucho vino para esta boda. Y fue el mejor vino que podían haber probado. Todo por la intercesión de María, su madre.
María siempre intercede con su hijo todavía. Y su hijo, Jesús, responde a su madre, María. Por eso ella recibió la Corona de la Reyna de los Santos.
“Madre María, ruega por nosotros….”