… Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (que quiere decir ‘el Ungido’).
La palabra en hebreo, “Mesías”, significa “Ungido”. Cuando esta escrito en griego, el vocablo de “ungido” es “Cristo”. Cristo … Mesías … Ungido por Dios.
¡Cristianos somos Cristos! Somos ungidos. Estamos ungidos en Bautismo. Estamos ungidos con el Espíritu Santo en Confirmación. Cuando estamos enfermos, estamos ungidos con el Oleo de los Enfermos. Los sacerdotes y obispos están ungidos en su ordenación. Para los ungidos, los Cristos, los cristianos, Cristo vive en nosotros y nosotros en Cristo. No es simplemente algo simbólico, sino que una vez ungidos en Cristo, somos cambiados a ser como El.
Cuando comenzamos a seguir a Cristo, es como los dos discípulos de San Juan el Bautista, quien dijo a ellos,
“Este es el Cordero de Dios”
Y lo siguieron. Al darse cuenta de que ellos lo estaban siguiendo, Jesús observo que ellos querían a conocer al El.
Él les dijo: “Vengan a ver”.
También nosotros estamos invitados a conocerle mejor y seguirlo.
Ahora vamos a examinar el mensaje de San Pablo, hablando a los Corintios. Pablo dijo,
El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder.
Y continuo Pablo,
¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.
… Huyan, por lo tanto, de la fornicación.
La “fornicación” es sexo entre dos quienes no están casados, como la famosa “unión libre”. Cuando la fornicación es entre uno o dos casados con otra persona, se llama “adulterio”. Es sexo sin compromiso, solo para el placer de uno. Es amor falso, por que no es amor. Es lujuria. Es pecado mortal.
Hoy vivimos en un mundo lleno de imágenes de fornicación y pornografía. ¡No sean ciegos! Nuestros niños miren a la pornografía con frecuencia. Hombres y mujeres miren a la pornografía.
Por favor, necesitamos tener esta conversación y no pretender que nada esta pasando en nuestra comunidad, entre nosotros. Es mejor hablado abiertamente que ignorado, padres.
La fornicación es común en nuestra comunidad, muchas veces entre nuestros hijas e hijos, aun jóvenes. La pornografía es mentira, y nos corrompa, nos ensucia, y caemos en tentación y pecado, porque va en contra de la vida cristiana, como San Pablo dice,
El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo.
Y nos ponemos en peligro de perder nuestra salvación.
Otra mentira de la pornografía es la mentira que nos quieren creer, que la pornografía, hecha profesionalmente, nos revela el mejor sexo posible, ideal. ¡Es mentira! El mejor sexo posible es el sexo como regalo, que un marido o pareja quiere dar a su pareja en amor conyugal.
Con demasiada frecuencia, uno quiere que su pareja hace el sexo como demuestren en el video de pornografía. ¡Que absurdo! Es un insulto a la pareja, cuando decimos que su regalo no vale. La pornografía nos hace ignorar el don de amor entre pareja casada. Hay pocas experiencias en el mundo como el cariño entre pareja casada, realmente libre, entrega abierta y limpia, con amor.
No caen a la mentira de la pornografía. No ponen al riesgo su matrimonio con la fornicación, o su salvación. Los obispos de los EUA enseñan que la pornografía es pecado mortal.
Mucha gente me dice que quieren crecer mas cerca a Dios, y que quieren conocer mejor a Dios. Miren el ejemplo de Samuel como muchacho, en servicio al sacerdote en del Templo. Dios lo llamo tres veces, pero Samuel pensaba que el sacerdote Elías lo estaba llamando. Finalmente, Elías explico a Samuel que la llamada era de Dios.
De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes: “Samuel, Samuel”. Éste respondió: “Habla, Señor; tu siervo te escucha”.
Es también una lección para nosotros a prestar nuestra atención a Dios. Ya Dios nos ha hablado, en Sus Palabras, Sus Mandamientos, en Sus Profecías, y finalmente en Su Cristo, Jesús.
Jesús nos dice,“Vengan a ver”.
No ignoran a la Palabra de Dios y sus Mandamientos. Ensena las Palabras de Dios en sus familias, diciendo siempre como Samuel,
“Habla, Señor; tu siervo te escucha”.