La gente acercaron a Jesús con su preocupación por la muerte de unos galileos quien Pilato había matado. Sus preguntas resultaron de un miedo relacionado con un concepto en el Antiguo Testamento, que el sufrimiento humano era el resultado de su pecado. Recuerden que en el Libro de Job, que los amigos de Job lo acusaron de que su sufrimiento fue causado por ser un pecador. Dios los reprendió por esa creencia.
Luego, Jesús les dijo en respuesta sobre los galileos,
“¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos?
Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten,
perecerán de manera semejante.
Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé,
¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no;
y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.
La lección aquí parece como el mensaje de Juan el Bautista predicando el arrepentimiento y la preparación para el juicio de nosotros por Dios. Juan,
… comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito…
“Preparen el camino del Señor,
hagan rectos sus senderos.”
Las personas compartieron con Jesús su preocupación con la abominación de la muerte de los galileos a manos de Pilato. Pero Jesús les estaba diciendo, «Ustedes no saben cuando van a morir. Viven preparados. Arrepienten bien con Dios antes de morir».
… si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.
Durante Cuaresma recordamos que tan corto e impredecible es nuestra vida. ¡No saben cuando van a morir! Podríamos morir antes de que estemos preparadas; antes de nos arrepentimos. No esperen! Prepárense ahora! Viven preparados! Jesús nos está diciendo que debemos poner nuestra vida en orden, ahora! Arrepienten y piden perdón de Dios – ahora! O ¿podríamos morir inesperadamente como los galileos?, sin preparación.
Durante la Cuaresma nuestras Escrituras nos invitan a hacer tres cosas en preparación: La oración, el ayuno y la limosna. La oración incluye el arrepentimiento y la confesión.
El arrepentimiento debe resultar de nuestra oración: planificado y preparado. Este fue el punto de Jesús en el evangelio. Nuestra limosna debe ser planificada, no una reacción espontaneo cuando observamos pasando la canasta de la colecta.
En realidad, el diezmo es una herramienta de gran valor espiritual. El diezmo requiere auto-examen, la oración y nuestra anticipación! ¡Hagen planes! El diezmo sin oración es inútil; no vale. Jesús nos ensena que no debemos ser como aquellos cuantos quienes murieron violentamente y de forma inesperada, sin preparación cuando se les cayo la torre.
Todo lo que tenemos ha sido dado a nosotros por Dios. Tal vez hemos trabajado duro y hecho sacrificios para ganar nuestros ingresos. Sin embargo es don de Dios. Siempre hay que prepararse para compartir nuestro tesoro con los demás. Dios no nos pide dar todos de nuestros bienes a él. Sino solo diez por ciento.
En términos bíblicos diezmo sugiere la planificación de donar el 10% de nuestros ingresos. ¿Como podemos considerarnos «generosos» si solo damos regalos a nuestros amigos o regalar a sí mismo, pero si no cumplimos con nuestras obligaciones a nuestras propias familias o los necesitados? En términos bíblicos, «generosidad» ni siquiera comienza por nosotros hasta que hayamos cumplido con nuestras obligaciones y teniendo en cuenta el diezmo. Cualquier otra cosa no se puede considerar «generosa». La generosidad no comienza hasta que pasamos el 10%, porque es nuestro deber.
Otra forma de pensar acerca del diezmo implica el concepto de «primicias». En la Biblia leemos acerca de dar a Dios el primer fruto de la cosecha, al comienzo de la cosecha, no de lo que sobra después de la cosecha. Demasiados cristianos practican la donación de lo que sobra, o desde el cambio en sus bolsillos; no un regalo planeado desde el principio.
El diezmo podría implicar de que damos, por ejemplo, la primera hora del salario de cada semana. Si realiza el lunes, $10 o $20 por hora, entonces, como mínimo le daría $10 o $20 en la colecta, o la primera hora de sueldo. Si está trabajando, por ejemplo, 40 horas por semana, entonces su diezmo completo el domingo debe ser equivalente a 4 horas por semana, o cuatro horas de salario. Esto es el 10% de la semana. ¡Recen! ¡Hagan planes! ¡Prepárense!
Esta semana vamos a desafiar a toda la parroquia para hacer su contribución anual a la parroquia con su promesa, su compromiso. Hemos hablado de esto en las semanas anteriores, estén preparados para asegurar la parroquia, «Pueden contar conmigo!» Hemos estado llamando a todos los feligreses a pensar en todas las formas en que podemos y debemos apoyar a nuestra parroquia, con nuestro talento, nuestro tiempo y nuestro tesoro. Invitamos a todos ustedes a tener en cuenta, que puede esperar la parroquia de Uds.? La parroquia puede contar con Uds.? Esperamos que cada uno de ustedes va a responder: «Sí. Pueden contar conmigo!» Este compromiso hace que nuestra parroquia sea más fuerte. Al mismo tiempo, cada uno de nosotros tenemos el reto de cumplir nuestras promesas. Esta es una de las maneras en que nosotros podemos prepararnos para llegar frente a nuestro Señor por toda la eternidad, preparados.
Jesús nos ensena que debemos estar bien preparados con Dios antes de morir.
… Si no se arrepienten,
todos ustedes perecerán de manera semejante!
Mejor que ¡sean preparados!