Un diácono en otra parroquia recién me comentaba sobre una plática mía que hace años yo le había presentado a su grupo de nuevos candidatos para ser diáconos. Ellos estaban iniciando su formación. Yo era un diácono permanente en aquel entonces y trabajaba con la Diócesis en el proceso de formación de nuevos diáconos.
Él contaba que yo los desafié, “¡Levántate! Si no están dejando su diezmo ¿qué están haciendo aquí tratando de recibirse como diáconos? ¡Actúen, hombres! Sean Católicos maduros, y unos buenos ejemplos para los demás”.
Ya yo había olvidado ese evento años atrás, pero le impresionó a él y sus colegas.
Sin embargo la vida cristiana y el discipulado requieren continua desafíos personales dirigidos al crecimiento espiritual y nuestra madurez. Este proceso espiritual cristiano es algo que fácilmente podemos observar en nosotros, y en los demás. Lo podemos ver en nuestra generosidad personal y en nuestro diezmo.
En las semanas anteriores, hemos estado repasando que significa ser un parroquiano. Hemos hablado de la importancia de estar registrado como parroquianos y no esconderse. La motivación más básica que debemos tener es de proclamar abiertamente:
“¡Soy un parroquiano!” “¡Esta es mi Parroquia!”
“¡Quiero que la parroquia se entere que estoy aquí! No quiero esconder mi fe” “¡Pueden contar conmigo!”
Corresponsabilidad crece en nuestra confianza en Dios. La fe no es simplemente “creer”. El significado original de la palabra “fe” es “confianza”. Como confiamos en Dios? Muchos tienen fe en Dios. Hasta los demonios creen en Dios. Pero no confían en Dios.
Nosotros confiamos en Dios. Admitimos que dependemos completamente de Dios. Confiamos que el nos protegerá y proveerá lo que necesitemos. Corresponsabilidad crece en nosotros con oración, con CONFIANZA. Aprendemos confiar en Dios. La manera en que dejamos el diezmo muestra y refleja nuestra confianza con Dios. Muestra nuestra madurez espiritual.
Hoy ha llegado el momento de renovar nuestra compromiso a la parroquia para este ano, y firmar la tarjeta de compromiso anual para la primera colecta.
Como Jesús dijo,
Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos».