¿Cómo les gusta ahora nuestro santuario? El tabernáculo ahora esta restaurado, y en su lugar atrás del Altar. Nuestra Señora de Guadalupe ya no esta cubierta con aquel vidrio que reflejaba demasiado la luz. Y como comunidad unida en fe juntos escogíamos este imagen del Sagrado Corazón de Jesús que ya esta permanentemente atrás del Altar.
Ahora, tengo un reto especial para todos Uds. No estamos aquí para ser entretenidos o para complacer nuestros gustos religiosos personales. Y estos artículos aquí en el santuario no existen simplemente como adornos. Son símbolos de nuestra fe. Cada uno de nosotros estamos aquí para alabar a Dios y hacernos sus discípulos. Cada uno de Uds. tienen sus propios cuentos de su fe, su testimonio personal, probablemente conectado en alguna forma con la Santa Eucaristía. Este testimonio lo debemos estar cómodos en compartir con otros, con nuestros hijos y familias y amigos.
Mi reto a cada uno de Uds. es practicar y hacerse cómodos contando su fe utilizando los símbolos de nuestra fe aquí en el santuario. Nuestro santuario es un evangelio en símbolos, pero requiere que lo contamos. No hay una sola manera de hacerlo. Cada quien tiene su evangelio a dentro. Les invito a Uds. rezar con nuestro santuario y sus símbolos y comenzar a contar cada símbolo, utilizándolos en su testimonio. Pida la ayuda del Espíritu Santo y comienzan. Poco a poco aprenderán y crecerán en confianza. Háganse discípulos. Enseñen su fe usando los símbolos. Tenemos un cuento realmente fabuloso en nuestro evangelio.
Permítame a darles un ejemplo mío, utilizando nuestro santuario. Quizás contaría un cuento de amor, como lo siguiente:
“Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Su hijo tomó carne humana de la virgen María. María lo llevó en su seno, y ella así comenzó a ser el primer tabernáculo de Dios entre nosotros. Jesús invitó a todos nosotros vivir para siempre en el Reino de Dios con Él. El mundo no lo aceptó, y Él sufrió y murió para nosotros en su muerte en la Santa Cruz. Cristo murió para tomar sobre Él nuestros pecados y así perdonarnos. Cristo conquistó a la muerte en aquella Cruz y resucitó! La muerte perdió todo su poder con respecto a todos los fieles bautizados en Cristo. Por su Cruz y Resurrección, y por su Santísima Sangre recibido aquí en el Altar nuestros pecados están perdonados y podemos vivir la vida eterna con Él. Jesús mismo nos dio su Cuerpo y Sangre en el Altar, diciendo,
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.”
En la Santa Comunión nosotros nos convierten en tabernáculos, como nuestra Santa Madre María.
Pero el hombre no es siempre fiel a Jesús, como sabemos todos. Por eso, Jesús nos dio el Sacramento de la Confesión. En la historia hemos experimentados tiempos de mucha frialdad en nuestros Corazones, fríos en el amor para Dios. Jesús apareció a la Santa Margarita María Alacoque en el siglo XVI. En Junio 1675, en el día de Corpus Christi, Jesús mostro su Sagrado Corazón a la Santa, mandándola a establecer una fiesta santa en la iglesia dedicado a su Sagrado Corazón. Nos urgió contemplar su amor para nosotros y cuantos sacrificios ha hecho para nosotros, y cuanto lo hemos ignorados a su amor. Nos acuerda hacer penitencia por nuestra frialdad hacia El. Nos urgió a comulgar cada vez que podemos, especialmente los Domingos, en su día especial del Sagrado Corazón y todos los primeros viernes de cada mes. O sea, Jesús nos manda a comulgar frecuentemente para vivir eternamente con Él.
Esto es solo una versión mía. Quizás podría yo contarles otro. Uds. tienen su propio testimonio. Mi reto a cada uno de Uds. es contemplar nuestro santuario, los símbolos, y aprender como usar los en su cuenta de su fe. Por eso los tenemos para ayudarnos crecer y madurar. Cuéntalo a sus hijos. Expliquen los elementos y aprenden usarlos. Son los símbolos de nuestra fe. Conocerlos.
Nosotros congregamos aquí alrededor del Altar cada semana para dar alabanzas a Dios, y para ser alimentados con su Palabra y su Sacramento en la Santa Misa.
Nuestra Santa Misa es antiguo, y parece que la Iglesia no ha dejado de celebrarlo cada domingo desde el Día de La Resurrección del Señor. Ahora, en 2,000 años no ha pasado una semana en que la Santa Misa no fue celebrada en la Iglesia del Señor, siguiendo sus enseñanzas, haciéndonos discípulos.
Los apóstoles ensenaron la Santa Misa donde quieren que se fueron en sus misiones al mundo entero. En la segunda lectura escuchamos a San Pablo ensenando a los Corintios sobre la Misa, mas o menos ya por los años 50. San Pablo había vivido como un año y medio con los Corintios. Ahora después, para destacar la importancia de la Santa Misa, Pablo escribió,
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?
Su idioma fue griego. Todavía no usaban la palabra, “Misa”, porque este vocablo en Latín venia mucho mas tarde. Ellos lo llamaron la Misa, “La Cena del Señor” en Griego, pero eso fue nuestra Misa como enseñaban los apóstoles.
Hoy celebramos la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, o “Corpus Christi”. Después de la misa a las 1:30pm tendremos la Procesión de Corpus Cristi. Honramos el Cuerpo de Cristo como su regalo a nosotros para la vida eterna. Jesús nos dijo,
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.”
Estos son las palabras de Jesús, y son muy claros. El sacramento mas poderoso para el perdón de los pecados y para participar en la vida eterna es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Si queremos vivir eternamente, debemos tener hambre profunda para su Cuerpo y Sangre. Nuestra devoción al Sagrado Corazón de Jesús hará crecer nuestra hambre para el. No falten a la misa. Comulguen cada vez que pueden. Confiesen con frecuencia. Así, vivirán en el Reino del Cielo.
Y, … consideren a mi reto para Uds., jóvenes y adultos, aprenden contar las historias de su fe utilizando los símbolos en nuestro santuario. Por eso los tenemos.