Así iniciamos la Cuaresma. Juntos. La Cuaresma no es un viaje individual, sino un peregrinaje comunal. Individualmente no resucitamos a la vida eterna, sino juntos. Si ustedes no llegan al cielo, tal vez no hay esperanza para mí tampoco.
Ha habido personas en mi vida, incluso en mi propia familia que dicen, «No necesito la religión organizada. Puedo encontrar a Dios en la cima de una montaña o en un amanecer.” Eso es espiritualidad egoísta, perezosa. Si se puede encontrar a Dios en la naturaleza. Pero, la salvación necesita mucho más esfuerzo que eso. No podemos salvarnos a nosotros mismos, pero, si nos separamos de nuestros hermanos y hermanas, nuestra salvación se vuelve mucho más difícil. Dios siempre nos llama a buscar la salvación como en la comunidad formada por El, en El. Es más bien como un bote de salvavidas después de un naufragio. Tenemos que permanecer juntos en el bote; separados no nos salvamos.
La nación de Israel fue formado por Dios para venir a Él, y para ser un ejemplo y fuente de fe para la salvación del mundo entero. Moisés le recuerda a su pueblo en la primera lectura,
… El Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra humillación, nuestros trabajos y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano poderosa y brazo protector, con un terror muy grande, entre señales y portentos; nos trajo a este país y nos dio esta tierra, que mana leche y miel.
Esta fue una salvación colectiva para todos, no pocas.
Moisés les recuerda a ser verdaderamente agradecido por todas las bendiciones que han recibido de Dios. Moisés les da instrucciones para comenzar su culto semanal en su sábado, dando gracias a Dios por todo lo que han recibido de Dios, porque todo lo que recibieron vino de Dios. Por lo tanto deben compartir sus dones. Ni siquiera comienzan su adoración cada semana sin decir sus «Gracias» a Dios. Moisés instruye a la gente,
“Cuando presentes las primicias de tus cosechas, el sacerdote tomará el cesto de tus manos y lo pondrá ante el altar del Señor, tu Dios….”
Moisés les enseñó a decir antes del culto,
Por eso ahora yo traigo aquí las primicias de la tierra que tú, Señor, me has dado.
Una vez que hayas dejado tus primicias ante el Señor, te postrarás ante él para adorarlo”.
Debemos adorar juntos. Estamos llamados a compartir nuestros dones. Hemos de reforzarnos uno al otro, mutuamente.
El diablo no quiere que nos unamos. Esa es la razón por la que se propaga la mentira y la división entre nosotros. La mentira que dice,
«No necesito la religión organizada. Puedo encontrar a Dios en la cima de una montaña o en un amanecer «, eso viene del Diablo.
Sí, se puede experimentar a Dios en la naturaleza. Pero eso solo no te salvará. St. Paul nos dice,
Porque basta que cada uno declare con su boca que Jesús es el Señor y que crea en su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, para que pueda salvarse.
Necesitamos una relación con el Señor, Jesús. Y estamos llamados a compartir esa relación entre nosotros.
El diablo nos tiente, al igual que lo tentó a Jesús, con promesas de comida, las riquezas, el poder del mundo y tentaciones para adorarle a el y no a Dios. Jesús responde al diablo diciendo,
Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”.
La Sagrada Escritura nos enseña a ser miembros fieles y humildes de la comunidad formada por Dios. Desde los primeros tiempos de nuestra fe, con las escrituras judías del Antiguo Testamento, estamos llamados a adorar a Dios juntos en comunidad. Y estamos llamados a dar gracias a Dios por todos los dones que nos ha dado. Una vez que reconocemos la generosidad de Dios, estamos llamados a ser generosos con nuestra comunidad, incluso antes de que adoramos a Dios.
Estamos llamados a ser fieles en compartir nuestros dones. Por ejemplo, los catequistas comparten su fe con nuestros hijos. Tomen en cuenta que tenemos 1,600 niños en catecismo, el grupo 5to en tamaño en el Diócesis. Gracias a Dios tenemos más de 100 catequistas. ¿Cómo sería nuestra comunidad si no tuviéramos estos voluntarios quienes comprometan que podemos contar con ellos? Que tan perdido estaríamos si hubieran optado por no compartir a sí mismos?
Los ministros de San Vicente de Pablo compretan a distribuir fielmente nuestros dones con los más pobres de nuestra comunidad. Este fin de semana, nuestra segunda colecta será para ayudarles en su trabajo con los pobres. ¿Se pueden imaginar lo bancarrota espiritual, todos estaríamos si estos feligreses no hubieran prometidos a servir con San Vicente de Paul? ¿Qué harían nuestros vecinos más pobres si no comprometemos ayuda de la parroquia? Gracias a Dios algunos de nuestros feligreses dicen a los pobres, «Puedes contar conmigo!»
Nuestros ministros de los grupos de jóvenes comparten su fe y talentos con nuestra juventud. Nuestros jóvenes están cada vez más fuerte en la fe, el conocimiento y la responsabilidad por la educación religiosa, escuelas católicas y nuestros programas de Scouts. ¿Dónde estaríamos si nadie fuese ayudar a nuestra juventud? Gracias a Dios hay líderes de nuestra comunidad quienes se comprometan diciendo: «Ustedes pueden contar conmigo.»
Nuestros ministerios de oración comparten su fe y oración con aquellos que buscan crecer espiritualmente. ¿Cuántas personas se perdería para siempre, si nuestra comunidad no fuera a compartir libremente sus dones espirituales?
¿Qué tipo de parroquia estaríamos si no tuviéramos nuestros maravillosos acomodadores dando la bienvenida?
Como seria nuestra Iglesia si los sacerdotes y diáconos, seminaristas, religiosos y religiosas no hicieron compromisos a servir, entregados a la comunidad diciendo: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad?»
Cada uno de nosotros estamos llamados no sólo para el culto, pero para aceptar la responsabilidad de ser miembros fructíferos de la comunidad, y declarar: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.»
Nuestra comunidad sería terriblemente disfuncional y caótica si todo el mundo que llegaban a la iglesia solo venían por su propia conveniencia y entretenimiento, pero escapando su responsabilidad a los demás.
Este cuaresma les invito a todos Uds. rezar y examinar su relación y compromiso con la parroquia. Estamos llamando a todos los miembros de la parroquia para registrarse en la parroquia. Al registrarse en la parroquia, está declarando que está aquí y que podemos contar con usted. Invitamos a todos a madurar en su fe y espiritualidad, declarando a Dios y a su Iglesia,
«Aquí estoy. Pueden contar conmigo.»