En el libro de Génesis, después de que la serpiente tentó a Eva a ser rebelde contra Dios, la Iglesia enseña que Eva cerró el Cielo a todos sus hijos. Por lo tanto, ella y Adán ya no tenían la vida eterna que era suya antes de desobedecerle a Dios. Luego Dios reprendió a la Serpiente, diciendo:
Pondré enemistad entre ti y la mujer, Y entre tu descendencia y la suya; Te golpearán en la cabeza, Mientras que golpea en su talón.
Eva cerro el Cielo. Por aceptar de Dios su Hijo, la Virgen María abrió el cielo a sus Hijos. Eva nos dio la muerte. María nos dio la vida eterna por aceptar de Dios el llevar su Hijo en su seno y criarlo.
Eva murió. La Virgen María no pudo morir. María fue llevada al Cielo por su Hijo, Jesucristo. San Pablo nos decía,
Así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán; pero cada uno en su orden: Cristo, como en su primicia; después … los que son de Cristo.
María fue de Cristo; fue su madre. María volvió a su Hijo después de su vida en la tierra.
Sabemos que,
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único….
También María entrego su hijo único. Y también fue muy dolorosa para María, Nuestra Señora de los Dolores.
Al pie de la Cruz, estaban María, y el apóstol Juan. Jesús entrego su madre al cuidado de Juan, quien escribió luego el evangelio de San Juan, y el libro de Apocalipsis.
En el libro de Apocalipsis, Juan, muchos anos después, escribió de su visión del Cielo,
Se abrió el templo de Dios en el cielo y dentro de él se vio el arca de la alianza. Apareció entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta ….
Encinta con el Mesías.
María fue “el arca de la alianza” o el Tabernáculo de verdad por llevar a Dios en su vientre.
María no pudo morir. María es la Nueva Eva. Como Eva, nació sin pecado, inmaculada. María no fue rebelde a Dios. Eva cerro el cielo a sus hijos. Nosotros éramos hijos de Eva, pero, por nuestro bautismo, somos ahora hijos de Mara. María abrió el Cielo por sus hijos.
Cuando María visitaba a Elizabeth, dijo María,
«Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Actualmente, la palabra original no se traduce “glorifique”, sino “magnifica”. “Mi alma magnifica al Señor.” Por eso se llama su oración el “Magníficat”. María tenia confianza, fe, en el Señor. Ella escogió magnificar el Señor por su alma. Es una decisión personal. Por ejemplo nosotros también podemos magnificar nuestros problemas. María tenia muchas problemas. María estaba en cinta, sin ser casada. Podía haber sido condenada a la muerte, apedreada por su situación, según la lay de los Judíos. Pero María no magnificaba sus problemas. Fue completamente obediente al Señor. Magnifico el Señor en su alma. Nosotros tenemos la misma opción: Magnificar a nuestros problemas, o ser obediente y prudente, y magnificar con nuestras almas al Señor. Ser obedientes al Señor. Nosotros, hijos de María, podemos decir con ella, “Mi alma magnifica al Señor.” Es siempre la decisión frente a nosotros.