Uds. me han oído decir lo siguiente:
¿Como se llaman a los quienes celebran el 15 de agosto, la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María,
y, el 8 de diciembre, la solemnidad de su Inmaculada Concepción,
y, el 12 de diciembre, Nuestra Señora de Guadalupe,
y, el 1 de enero, la solemnidad de Santa María la Madre de Dios?
La respuesta? “Cristianos”. Cristianos católicos.
Y, ¿Cómo se llaman a los quienes nada mas celebran el 12 de diciembre, pero no celebran el 15 de agosto, ni el 8 de diciembre, ni el 1 de enero?
La respuesta: “Mexicanos”.
He oído que algunos sentían ofendidos por mi comentario al respecto. Hoy, en la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo, tenemos que encontrar esta pregunta otra vez.
Mucha gente confunden nacionalismo, o nación de origen con su propia identidad antes de reconocer que son hijos de Dios, ciudadanos del Reino del Cielo con Jesucristo y su Madre María y los ángeles y los santos. O, quizás sentían que yo estaba insultando a los Mexicanos. Nada de esto. Yo les amo.
Mi única intención es ayudar a todos nosotros enfocar en nuestro destino, nuestra resurrección, nuestra salvación, nuestra ciudadanía en la eternidad. Vivimos en este mundo, pero no somos de este mundo, ni lo debemos permitir que este mundo reine sobre nosotros. Mi responsabilidad es animar a Uds., y guiarles todos hacia el cielo, y mostrar el camino a la eternidad. Es bueno recordar que antes de ser Mexicanos, o Norteamericanos, “Gringos”, somos primeramente hijos de Dios, Hermanos de Cristo, ciudadanos del Reino del Cielo. A lo largo, no tiene ningún valor ser Mexicanos, o ciudadanos de los Estados Unidos antes de ser Cristianos. Y si somos hijos de Dios vivimos con los sacramentos dentro de la Iglesia que fundo Jesús.
Estamos preparando para celebrar un mes lleno de celebraciones de nuestra fe, comenzando con el 8 de diciembre, y incluyendo la Natividad de Jesús en Belén. Por supuesto celebramos el 12 de diciembre y la fiesta de nuestra señora de Guadalupe. Este año cae el 12 de diciembre en sábado. Por eso, tenemos que mover la celebración de la noche a la vigilia el viernes. Sábado en la noche tenemos que celebrar el tercer domingo de Adviento. Domingos en Adviento tienen preferencia. Sábado en la mañana vamos a seguir como siempre con las mañanitas y misa. Pero, en la noche celebramos domingo de Adviento.
El 12 de diciembre en la mañana vamos a celebrar la Madre de Jesucristo y su obra entre los Mexicanos ya hace casi 500 años en Tepeyac. Nuestra Señora presento su hijo a los Mexicanos y los llamaban a ser bautizados para entrar el Reino del Señor, nuestro Rey. Pero recordamos que es la misma María de la Natividad de Cristo, nuestro Rey; ella es la Nueva Eva que fue concebida sin pecado, inmaculada. Si María no es inmaculada, no es tampoco Nuestra Señora de Guadalupe.
La celebramos a María como la primera ciudadana del Reino, la Reina del Cielo. Hoy celebramos que su hijo es nuestro Rey.
En el evangelio escuchamos que:
Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?»
Podemos imaginar a Pilato, un político Romano, el gobernador de Roma en Jerusalem. Pilato estaba en la presencia de Dios, su creador, el autor de la vida y su juez para la eternidad. Pilato responde,
«… Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho».
Jesús respondió: «Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí».
Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz».
Pilato le preguntó: «¿Qué es la verdad?».
Allí esta el conflicto, entre el reino de Roma y el Reino de Dios.
Poncio Pilato, el Romano, mando Jesús a morir en la cruz, porque Pilato era primero nacionalista de Roma. Pilato tenia su Rey, el Emperador de Roma, el Cesar, de quien el recibió su puesto como gobernador. El sabia que Jesús no había hecho nada mal. El sabia que los judíos querían a matar a Jesús. Pilato tenia oportunidad estar con Dios, pero escogió el mundo. Poncio Pilato crucifico a Jesús.
Se acuerda que yo les he comentado, no hay vida eterna sin Dios, aparte de Dios, separado de Dios. Si Uds. prefieren al mundo, si prefieren su vida terrena, y no se preocupan para su vida eterna, entonces no pueden tener vida eterna. No hay vida eterna separado de Dios. Es imposible. Solo con Dios es posible la vida eterna. Solo Dios es eterno, no Cesar.
Hace unos 80 o 90 años atrás, en México, el Presidente de México, Plutarco Calles, tomo una decisión similar a lo de Pilato cuando establecía leyes en México en contra a la iglesia Católica y el ejercito y el gobierno de México tomaron posesión de las iglesias. Mataban a sacerdotes y miles de católicos. Algunos estiman que murieron un máximo de 250 mil Mexicanos. El pueblo Mexicano hacia resistencia a favor de su fe y su iglesia. Hicieron boicots, manifestaciones publicas y tomaron armas en la guerra Cristera.
Hoy recordamos muchos santos mártires Mexicanos entre ellos, incluyendo a San Miguel Pro, un sacerdote quien rezo la Misa en contra a la ley, y llevo los sacramentos al pueblo en secreto. La policía lo detuvieron y lo mandaron al cárcel en la Cd. de México. Lo fusilaban los soldados mexicanos en el cárcel. Las fotos de su muerte se encuentran en el internet. Su funeral fue el mas grande en la historia de la Cd. de México.
El grito Mexicano a favor de su iglesia y sus sacerdotes, y en contra a las acciones del Presidente y el gobierno fue,
“Viva Cristo Rey y Nuestra Señora de Guadalupe”. Esos fueron las ultimas palabras de Padre Pro. Así escogieron los Católicos Mexicanos a su Rey. Entre los resultados de la guerra de 1926 a 1929 fue que los laicos, católicos fieles tenían que enfrentarse a su gobierno, a fin de que la ley tenia que ser cambiada, y no imponer el poder del estado sobre la iglesia.
Habían canticos de los Cristeros, como, por ejemplo,
“Reine Jesús por siempre, reine su corazón. Que es nuestra patria, es nuestro suelo, que es de María la Nación.”
Y otra,
“¡Que viva mi Cristo, que viva mi Rey! ¡Que impere doquiera triunfante su ley! ¡Que impere doquiera triunfante su ley! ¡Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey!”