¡Resucitó! ¡Jesús murió en la cruz y resucito! Salió de la tumba después de tres días. Vivió y no lo podían matar mas. ¡Ya vive! Vive en carne y espíritu vivió. Comió y bebió entre sus discípulos, después de su muerte y resurrección. Luego, unos cuarenta días después de su Resurrección volvió a su padre en la Asunción.
Ascendió en carne y espíritu al Padre, para vivir en la íntimamente en la Santísima Trinidad, Padre, Hijo e Espíritu Santo, como familia, tres en uno, uno en tres. Y ahora hay un ser humano viviendo en Dios, quien también es Dios, en la Santísima Trinidad, la segunda Persona de la Santísima Trinidad. En Dios hay un ser humano! Así, nosotros podemos compartir su divinidad. Nosotros bautizados lo podemos seguir al cielo. Esto es nuestro destino. Donde este El, allí podemos vivir eternamente. Eso es la importancia de la Ascensión.
Era necesario reunir Padre e Hijo con el Espíritu Santo, porque ahora podía el Padre y el Hijo mandar el Espíritu Santo a los hombres en la Tierra, a su Iglesia. Desde aquel momento, el Hijo esta presente con nosotros, por el Espíritu Santo. Ahora El Hijo, en el Espíritu Santo podía estar donde estaban sus discípulos dondequiera ellos estaban, sea en Jerusalén, en Roma, en México, y hoy en Austin, Texas, porque El Espíritu Santo no esta restringido a un solo lugar, en un solo Cuerpo. El Espíritu Santo esta en todas partes a la vez. El Espíritu Santo es como un viento que sopla donde quiere.
En el evangelio, vemos que El Espíritu Santo fue mandado, soplado por Jesús a su Iglesia para guiar a sus discípulos y para el perdón de los pecados.
Al anochecer del día de la resurrección, …
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”.Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
Por nuestro Bautismo y nuestra Confirmación, El Espíritu Santo ya vive en cada uno de nosotros. Pero, es importante saber que El Espíritu Santo no puede forzarse a ninguno de nosotros. Somos libres de recibirlo o rechazarlo. Tenemos nuestro voluntad libre. Si no queremos, El Espíritu Santo no puede entrar en nosotros. Dios nos respete. Dios tiene que ser invitado por cada persona.
Si no queremos ser Cristianos, ningún bautismo, ningún sacramento nos puede forzar ser Cristiano. Si no invitamos El Espíritu Santo a vivir en nuestro cuerpo y alma no vendrá a dentro. El no va asumir que lo queremos. Tenemos que declarar nuestro amor para el, e invitarlo, personalmente.
Casi todos nosotros aquí hoy somos bautizados. La mayoría de nosotros estamos Confirmados. Pero, no obstante, no todos tenemos el Espíritu Santo, si no lo hemos invitado, personalmente.
Para me es muy triste cuando los muchachos reciben la Confirmación, pero no invitan al Espíritu Santo. Y luego actúen como que, “¿Nada mas?” “¿Eso es todo?” “¿Qué es la Confirmación?” Y sus padres no lo preparen para querer e invitar al Espíritu Santo. Invítenlo! Digan, cada uno de Uds., “Ven Espíritu Santo! Ven!” De otra forma no viene sobre nosotros.
Ese punto es tan importante en este tiempo, porque muchos van a recibir Confirmación en esta temporada. Pero si no lo invitamos, ni el Obispo Vásquez puede darnos El Espíritu Santo. Su celebración no vale nada si cada persona no invita el Espíritu Santo, personalmente a vivir con el. Quizás muchos de Uds. Confirmados hace anos, todavía no han invitado al Espíritu Santo. Recibían el Sacramento del Obispo, pero quedan vacíos del Espíritu si lo rechazaron o no lo aceptaron específicamente. O decían a si mismo, “¿Qué importa?” Porque Dios nunca se fuerza en ninguna persona.
No puedo exagerar el numero de personas quienes vienen a la Iglesia diciendo que no han confesado desde sus Confirmaciones y han faltado a la Santa Misa muchas veces. Tienen que abrir su corazón y hacer un compromiso personal a Dios. Tienen que decirle, Ven Espíritu Santo.
Luego, tienen que permitir que Espíritu Santo labora dentro de Uds. No falten la Santa Misa. Comulguen cada vez que pueden. Y cuando caen de la bicicleta, confiesen, con frecuencia. Ven Espíritu Santo.