¿Cómo vamos a aparecer en el cielo? ¿Con cuerpo, con dos manos, dos ojos, una nariz? San Juan nos dice,
Amados, a pesar de que ya somos hijos de Dios, no se ha manifestado todavía lo que seremos; pero sabemos que cuando él aparezca en su gloria, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es. (1 Jn 3:1-2)
También San Pablo escribió,
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. El transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso….
(Flp 3:20-21)
Hoy en el evangelio, escuchamos la evidencia de la “Transfiguración” de Jesús, quien
… tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevo a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos.
Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro, Santiago y Juan todavía no fueron transfigurados, pero fueron testigos de que Jesús si fue transfigurado en su gloria. Y no solo Jesús, sino Elías y Moisés estaban transfigurados con Jesús. Ellos murieron unos mil anos o mas antes de Cristo, pero ahora ellos aparecían transfigurados, también. O sea, eso fue una visión del cielo. Nosotros vamos a ser como Elías y Moisés, transfigurados. Pedro, Santiago y Juan iban a ser transfigurados en el cielo. ¿No es Nuestra Señora de Guadalupe transfigurada en su aparición?
En los primeros siglos la iglesia tenia la tradición que la Transfiguración de Jesús ocurrió 40 días antes de su crucifixión, y eso es la razón que leemos este evangelio en el principio de Cuaresma.
Ahora, quien va a recibir esta transfiguración con Jesús y los profetas y los apóstoles y María en el cielo?
Esta salvación esta prometido a los quienes creemos y somos fieles a Jesús, hijos de la iglesia. Pero, tenemos que seguir sus mandamientos, para realizar este destino.
Nosotros experimentamos una transformación cuando estamos creciendo en la fe. Esta es nuestra conversión cuando nos encontremos transformándonos mas a ser como Cristo, en fe y fidelidad, esperanza y caridad.
En la Cuaresma nosotros examinamos nuestra fidelidad. ¿Confiamos en Dios? ¿Podemos conformarnos a sus mandamientos? Podemos hacer sacrificios y negarnos? ¿Estamos rezando? Estamos practicando la disciplina de la Cuaresma para separarnos del mundo y sus gustos? O seguimos prisioneros de nuestros placeres y gustos.
Recién hemos examinados juntos ¿que significa ser parroquiano? ¿Estamos unidos o separados? ¿Podemos decir a nuestra comunidad que pueden contar con nosotros? ¿Con nuestras oraciones? ¿Con nuestras talentos y tiempo? ¿Con nuestro tesoro?
Hicimos un censo, dándoles la oportunidad de decir, “¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! ¡Pueden contar conmigo.” No todos participaban, y nos faltan muchos censos. Por favor, les ruego si no han participados, que llenan uno de las paginas amarillas y déjela en una de las cajas de la entrada.
Hicimos también nuestro promesa de diezmo. Otra vez, no todos participaban. La promesa bruta fue debajo del ano pasado, y con menos promesas. Les ruego si todavía no lo han hecho, por favor, llena su promesa con la tarjeta amarilla en la banca, y ponlo o en la colecta o en la caja del censo.
A los quienes ya participaban en el censo parroquial y sus promesas, les digo “Gracias”. Apreciamos su apoyo y su generosidad. Siempre les pido a considerar que si el ano pasado dieron $10 la semana, por ejemplo, ¿no pueden dar uno o dos dólares o mas? Tenemos que seguir creciendo y madurando en generosidad. Los quienes no participan en la colecta fielmente, les invito a participar con nosotros. Ese dinero no es para asegurar que nuestra parroquia puede seguir sirviendo bien a una multitud de fieles, en una comunidad creciendo rápido. Siempre apoyan a su parroquia.
Una vez al ano tenemos que hablar de dinero y pedir que aumenten su apoyo a su parroquia. Eso es como progresamos y servimos, uno al otro. Gracias por su generosidad.