Cuando Dios se mete en nuestras vidas, las cosas cambian. Miren a Abram.
“… Dios sacó a Abram de su casa y le dijo: Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes”. Luego añadió: “Así será tu descendencia.” Abram creyó lo que el Señor le decía y, por esa fe, el Señor lo tuvo por justo.
Contacto con Dios; fe en Dios cambia todo. La vida de Abram nunca iba ser “normal”. Hasta su nombre lo cambió Dios. Luego Abram fue, “Abraham”. Uno de los cambios que resultó de la fe de Abram para nosotros es que estamos aquí, hijos de Abraham, compartiendo su fe.
Jesús hizo algo parecido con Simón, que fue luego, nombrado “Pedro” como cimiento de su Iglesia. Como Abram, Pedro tenía experiencia del cielo con Dios.
“… Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambio de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con el dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías.”
Pedro fue testigo de Jesús en el cielo, en su transfiguración con los padres de nuestra fe, Moisés y Elías. Pedro fue testigo a los milagros de Jesús. Pedro tenía que cambiarse por esa experiencia. Pedro nunca iba volver a ser pescador profesional después de ver al cielo. Alto tenía que cambiar.
Ahora bien.
¿Cómo va su Cuaresma? Yo inicie más o menos bien. Pero caí de la bicicleta esta semana. Comenzaba a hacer ayuno y oración; falle varias veces. Pero al final logre ayunar y rezar. Volví a montar la bicicleta otra vez. La experiencia ha sido de mucho fruto. Espero que Uds. estén también experimentando una buena Cuaresma. Si caen, ¡Levántense otra vez y continúen!
La Cuaresma nos ofrece una oportunidad de comenzar de nuevo. En Ingles el Cuaresma es como un “Reset Button”; borrón y cuenta nueva.
En la Cuaresma no podemos seguir en lo mismo, “Business as usual”. Algo tiene que cambiar.
En la Cuaresma necesitas tomar tiempo de reflexionar. Tienes que detenerte y observar de cerca. ¿Qué tiene que cambiar? Algo tiene que cambiar.
Si pasamos toda Cuaresma y nada cambia, ¡Que desperdicio! ¡Que pérdida de tiempo! ¡Algo tiene que cambiar!
Mucha gente piensa que la Cuaresma se trata solo de sacrificios, como hacerse incómodo con ayuno o simplemente negándose dulces o chocolates o alcohol. No. No es eso. Eso es muy superficial. En la Cuaresma, algo tiene que cambiar. Si nada cambia, la Cuaresma no significa nada. Sin oración, el ayuno es simplemente una dieta. ¡No tiene valor! ¡Que desperdicio!
Obsérvense con cuidado. ¿Qué tiene que cambiar en tu vida? Muchas veces nos confundimos y nos equivocamos. Este error puede causar más esfuerzo perdido, mas desperdicia en nuestras vidas.
Por un tiempo antes de la muerte de mi esposa, Cynthia, vivíamos cerca de Giddings. Cada Cuaresma había un hombre quien cargaba una cruz grande por la carretera 290, comenzando en Houston y siguiendo caminando hasta Austin. La cruz que cargaba fue grande y pesado, y tenía ruedas en la parte abajo permitiendo al hombre cargarlo en la carretera todas las 150 millas de Houston a Austin. La gente y la prensa paraban en la carretera para tomar su foto y darle dinero.
El problema era que fue siempre un gran error, un mal entendimiento de que significa cargar la cruz.
Jesús nos dijo,
“que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.”
¡Jesús no nos dijo cargar su cruz, la cruz de Jesús! ¡No debemos estar cargando la cruz de Jesús! Sino, “cargue con su cruz”.
Ahora bien, ¿Qué es mi cruz? A lo mejor tu cruz no parece nada a la cruz de Jesús. Tu cruz es algo personal a ti. Quizás tu cruz puede ser dejar de odiar a alguien, o amar en una situación difícil. Quizás tu cruz se trata de cuidar a un enfermo, o servir mejor a su familia, o dejar de siempre servir a ti mismo. Quizás tu cruz es examinar a sus hábitos malos y hacer el esfuerzo de cambiarlos para hábitos buenos. ¡Algo tiene que cambiar!
Quizás recibieron sus cenizas el miércoles de cenizas pero no encuentren un su corazón la necesidad de venir a misa todos los domingos. O recibieron sus cenizas pero no rezan, no hacen ayuno, no dan limosna. Su carne está ganando. Su espíritu está perdiendo. ¡Que desperdicio! ¿Quién está ganando esta batalla? Algo tiene que cambiar.
Ayuno y penitencia con oración, oración y limosna. Esos son las armas de esta batalla, las armas de auto-disciplina. Úsenlas. ¡Es cuestión de vida o muerte! Algo tiene que cambiar.
¿Qué es tu cruz? ¡Tú tienes que determinar que es tu cruz! Es muy personal. ¡Nadie te va decir cuál es tu cruz! Tu cruz se trata de tu salvación y tu amor a los demás.
Por eso necesitamos a Cuaresma. No lo pierda. No lo ignores. No sigues haciendo lo mismo. Tomen el tiempo para reflexionar. Tomen el tiempo para hacer devoción y rezar. Confiesen. No falten la misa. Asisten a misa con más frecuencia. Recen el Viacrucis. Recen el rosario con frecuencia. Recen con su familia.
¿Dejar perder la Cuaresma? ¡Que desperdicio! ¡Monten otra vez la bicicleta! ¡Algo tiene que cambiar!
Lucas 9:28-36