La Iglesia se acuerda y celebra el hecho que Dios escogió a una mujer para dar vida humana a su Hijo, Jesucristo. El Arcángel Gabriel saludo a la muchacha de quizás 15 o 16 años diciendo a María,
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Es muy importante entender que la virgen María no fue violada por Dios. María fue totalmente libre para decir “Si” o “No” al Arcángel Gabriel.
María fue preparada desde la eternidad para ser la Santa Madre de Dios, pero siempre mantenía su libre voluntad. Una sencilla mujer joven fue invitada a jugar un papel muy importante en la Historia de nuestra Salvación, y María decidió decir “Si” cuando decía,
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Cuando María preguntaba al Arcángel como sería posible, Gabriel le respondió,
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.”
Puede ser más fácil entender este milagro si consideramos unos antecedentes, como la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María que celebramos el 8 de diciembre de cada ano, durante el Adviento. María fue concebida en el seno de su madre sin Pecado Original.
Para entender mejor la Inmaculada Concepción de María, tenemos que volver al libro de Génesis. Allí, en los primeros tres capítulos de Génesis, encontramos la explicación de la Creación del mundo y de nuestros primeros padres, Adán y Eva.
Dios creo Adán y Eva sin pecado; todo fue creado puro, por amor. Adán y Eva fueron creados en la imagen de Dios, hombre y mujer en la imagen de Dios.
Dios no hizo el pecado. Los primeros hombres no tenían pecado. Dios no hizo ningún hombre o mujer pecador. Nuestros primeros padres no fueron creados con pecado; pero si fueron creados totalmente libres de voluntad.
Dios no creo la muerte. Adán y Eva no fueron creados para morir. Dios los creo para amar y vivir para la eternidad con El, viviendo como amigos caminando y hablando con Dios. Ellos no iban a morir.
Nosotros hemos heredado todo lo que tenían nuestros primeros padres, Eva y Adán. Ellos tenían dos ojos. Nosotros tenemos dos ojos. Ellos tenían dos brazos y dos piernas y caminaban rectos, y es igual para nosotros. Somos igual a ellos, porque ellos son nuestros primeros padres. Todo lo que poseemos como humanos lo heredamos de ellos.
Repito, Adán y Eva no fueron creados ni con pecado ni con la muerte, porque Dios no creo ni el pecado, ni la muerte. El pecado y la muerte no existían en la creación. Pero, algo malo sucedió en el jardín del Paraíso.
Nuestros primeros padres cometieron el primer pecado. Adán y Eva se hicieron rebeldes contra dios. Decidieron, por puros celos a Dios desobedecer a Él y su mandato. Dios les permitió hacer cualquier cosa en el jardín. Solo decía no hacer una sola cosa: No comer de un árbol particular.
Pero Eva y Adán decidieron hacer el crimen de desobedecer a su creador y su amigo. Por su pecado y desobediencia ellos perdían muchas cosas. Como rebeldes contra a Dios, perdían su amistad con Dios. Ya no podían vivir en su presencia, por su propia decisión. Tenían que salir del jardín, e ir lejos del paraíso. Adán y Eva perdían su vida eterna. Adán y Eva sufrían la muerte.
Por lo tanto, sus hijos también murieron. Sus hijos no podían vivir eternamente porque sus padres no poseían la vida eterna. Lo habían perdido. Los padres no podían dar a sus hijos algo que no tenían para darles. Nosotros heredamos de nuestros primeros padres la muerte. Dios no origino la muerte. Dios no origino el pecado. Ellos pecaban y murieron. Nuestros primeros padres originaron el pecado, y la muerte, por su crimen, por su libre decisión, por querer lo que tenía Dios, pero no querían a Dios.
Eso se llama Pecado Original. No tenemos vida eterna porque nuestros primeros padres la perdieron. Y somos exactamente como ellos, después de su Caída.
La historia de nuestra salvación cuenta que Dios quería salvarnos desde la Caída de nuestros Primeros Padres. Ahora Dios deseaba crear una nueva criatura, una mujer para llevar y dar a luz a su Hijo, Jesucristo. María fue creada sin Pecado Original. María decía que “Si” a Dios, no fue rebelde como la primera Eva. María es la nueva Eva. María no iba morir, nunca. Repito: María es la nueva Eva. María fue concebida sin pecado. María no murió. Esto es lo que llamamos la “Inmaculada Concepción”.
Ahora, la Inmaculada, la nueva Eva, pudo concebir en su seno el Hijo de Dios, Jesús, quien es como nosotros en todas las cosas, menos el pecado. Jesús nació sin Pecado Original. Jesús es el nuevo Adán quien conquisto la muerte para darnos a nosotros la vida eterna.
Jesús nos trajo los sacramentos de la iglesia para permitirnos vivir eternamente en el Reino de Dios. El Bautizo de Cristo nos limpia, nos quita el Pecado Original. Nuestro Bautizo nos hace como Adán y Eva antes de su desafío, antes de su insurrección como rebeldes. Por el Bautizo morimos a este mundo para vivir eternamente con Dios como fue el plan para Adán y Eva en el principio. Por la Eucaristía recibimos el Pan de Vida para la Vida Eterna. Si cometemos algún pecado después de nuestro bautismo, podemos volver limpios de pecado con la Confesión, el Sacramento de Reconciliación. Cuando estamos enfermos podemos recibir el Sacramento de Unción de los Enfermos, y también ser perdonados de cualquier pecado. Dios siempre tenía la intención para nosotros vivir siempre con El, si no fuéramos desobedientes o rebeldes y que hacíamos su voluntad.
Sabemos que Jesús es hijo de María, e hijo de Dios. También es Hijo de David, de la casa de David como fue prometido al Rey David mil años antes de su nacimiento. Como dice San Pablo de Jesucristo, que fue,
manifestado al presente, por la Escrituras que lo predicen, por disposición del Dios eterno, dado a conocer a todos los gentiles para obediencia de la fe, a Dios, el único sabio, por Jesucristo, ¡a él la gloria por los siglos de los siglos! Amén.