El pasado domingo, 11 de octubre, el Papa Francisco beatificó a un nuevo santo, un adolescente Italiano, Carlo Acutis, que murió de leucemia en 2006 a los 15 años. El beato Carlo era solo un adolescente normal que amaba el fútbol, pero realmente amaba las computadoras. Amaba su PlayStation, hacía videos, tenía un teléfono celular y una dirección de correo electrónico y abrazó la web e Internet. Solo un niño moderno y corriente.
Carlo asistió a misa todos los días, dicen, desde el momento de su Primera Comunión, a los 7 años. Se enamoró de la Eucaristía. Se enamoró de las computadoras y comenzó a estudiar computadoras, diseño gráfico y programación alrededor de los 9 años. Creó un sitio web para catalogar los milagros eucarísticos. Aun siendo joven Carlo aprendió a frenarse en sus impulsos y se auto-limitaba su tiempo en la computadora y otras actividades para evitar que tomaran el control de su vida. Se le llama el santo patrón de Internet, por el buen uso que le encontró.
Realizó muchas buenas obras para los menos afortunados y llevó a muchos a la fe católica, incluida su propia madre. Carlo dijo de la Eucaristía, “cuanta más Eucaristía recibamos, más seremos como Jesús, de modo que en esta tierra tendremos un anticipo del cielo”.
San Pablo, en la segunda lectura de hoy, dijo a los tesalonicenses:
… nuestra predicación del Evangelio entre ustedes no se llevó a cabo sólo con palabras ….
Entonces, ¿qué significa exactamente la palabra «evangelio»? Cuando San Pablo escribió esta carta, todavía no existían libros del Evangelio. Los primeros escritos cristianos aún no existían. Las escrituras se estaban escribiendo, como esta carta. San Pablo fue el primer autor del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no llegaría a ser conocido ni reconocido como libro entero hasta probablemente un siglo o más. Y sin embargo, aquí está Pablo escribiendo sobre el “evangelio”. No estaba hablando de un libro, ni de palabras.
Pablo se refería al beato Carlo Acutis y a los otros 10.000 santos de la tradición cristiana, de los cuales Pablo es uno.
El evangelio no nos llegó solo de palabras, sino a través del Espíritu Santo. Una de las grandes distorsiones que hemos heredado viene de los Protestantes, a través de la enseñanza Protestante de “Sola Scritura” o solo escritura. Martín Lutero y Juan Calvino, los principales teólogos protestantes, enseñaron que si no se podía encontrar en la Biblia, entonces no provenía de Dios y no era real. “Sola Scritura”, o la idea de que Dios solo se comunicó con nosotros en la Sagrada Escritura es un grave error.
Dios se comunica con nosotros de muchas formas, como los sacramentos y la Liturgia, o en sus santos, así como en su Palabra.
Recuerde que esta enseñanza sobre Sola Scritura y toda la enseñanza protestante tiene solo 500 años, a diferencia de nuestra tradición sacramental que la Iglesia recibió directamente de Jesús y ha transmitido durante 2000 años. Durante los últimos 500 años, los teólogos protestantes han eliminado toda enseñanza de los sacramentos, con la excepción, quizás, del bautismo. Solo en los últimos 100 años las iglesias protestantes dejaron de enseñar el matrimonio como un sacramento y abrazaron el divorcio, adaptándose a la opinión mundana moderna. O sea, aceptaron la moda del mundo, en lugar de las enseñanzas de Dios. Eliminaron el concepto de santos e intercesores celestiales, como eliminaron la Eucaristía, el Sacerdocio y la Confesión.
Pero Jesús enseñó que nunca dejaría la Iglesia. Nos dio los sacramentos y la vida sacramental para permitirnos tener un contacto personal y continuo con él. Vive con nosotros en sus sacramentos y sus santos.
El joven Carlo Acutis lo sabía y lo enseñó, como lo han hecho muchos santos, como Santa Margarita María Alacoque, a quien Jesús se reveló en su Sagrado Corazón, y la animó a recibir su cuerpo y su sangre con frecuencia. Estas apariciones a ella sucedieron después de la Revuelta Protestante.
En el Evangelio sobre el pago de impuestos a César, los fariseos intentan atrapar a Jesús, poniéndolo entre las autoridades romanas y las autoridades del templo.
… ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?”
Pensaron que lo tenían atrapado a Jesus. Si el hablaba en contra del pago de impuestos romanos, los romanos lo arrestarían por insurreccional. Si les enseñaba a pagar el impuesto a los romanos, los fariseos y las autoridades del Templo lo condenarían por ser pagano, porque César era considerado un dios pagano, el hijo de dios. Trampa.
Pero entonces Jesús les puso todo patas arriba, diciendo:
Enséñenme la moneda del tributo”. Ellos le presentaron una moneda. Jesús les preguntó: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?” Le respondieron: “Del César”. Y Jesús concluyó: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
Las escrituras judías, el Antiguo Testamento, enseñaba que solo había un Dios, y que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.
Jesús los tenía en una trampa. ¿De quién eran la «imagen» ellos, como Judios? Y no pudieron responder. Fueron atrapados en su propia trampa.
Tú, yo, el Beato Carlo Acutis,… somos el evangelio del que hablaba San Pablo. Nosotros quienes vivimos la vida Sacramental, somos el evangelio. En la vida sacramental, como dijo beato Carlo,
“cuanta más Eucaristía recibamos, más seremos como Jesús, de modo que en esta tierra tendremos un anticipo del cielo”.
Devolvemos a Dios lo que le pertenece porque somos su imagen.