Mi querida parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, quiero que Uds. conocen el orgullo que yo tengo en Uds., por su valor y perseverancia durante esta pandemia; por protegerse a sus familias y vecinos; por su paciencia; y por su fe. Quiero darles gracias a los quienes sigan apoyando a la parroquia con sus oraciones, ministerios y diezmos. Tengo orgullo en Uds., mi parroquia.
De vez en cuando, oigo a personas decir, “Padre, mi familia y yo asistimos a Misa en Sagrado Corazón.” Esta bien, pero quiero que Uds. entienden, no solamente vienen a Sagrado Corazón. Uds. SON la parroquia del Sagrado Corazón. Nuestra parroquia no consiste en edificios, sino de fieles. Y yo tengo mucho orgullo de mi parroquia. Y me hace falta, una profunda falta no tenerles aquí conmigo durante esta cuarentena. Me han demostrado en muchas maneras que, aunque no han podido venir a Misa en la iglesia, todavía son la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.
Ya no estamos en cuarentena, aunque todavía estamos viviendo con el peligro del coronavirus. Otra vez podemos salir de nuestras casas, pero solo con mucho cuidado – – – con mascarillas, y manteniendo nuestra distancia física, por lo menos dos metros.
Ahora, ¿Qué paso en estas semanas? ¿Como les afectaba la cuarentena? ¿Son mas ricos o mas pobres? ¿No hablo de dinero, pero espiritualmente, y en amor con familia y amigos y Dios?
Fue un evento que nunca vamos a olvidar. Nuestros nietos van a estar contando esta experiencia a sus nietos, este evento mundial, histórico. Gracias a Dios que ya estamos fuera de la cuarentena. Pronto vamos a volver a celebrar nuestras gracias a Dios en la Santa Misa, y volver a comulgar, poco a poco, y con mucho cuidado. Una de las cosas que pasaba fue un aumento en cuidado personal y social.
Hay una palabra que nos puede servir en estos momentos. La palabra es “integro” o “integrado”. El contrario es la palabra “desintegrado”.
¿Son mas integrados ahora, después de la cuarentana? ¿Su experiencia fue de integración, o desintegración personal, o en familia? ¿Se sienten mas integrado en si mismo? ¿En su vida matrimonial? ¿O sea, hizo daño a su vida la cuarentena? O, ¿encontraron mas integración en su vida, en su matrimonio o su familia, o con amistades? O, ¿en su fe? La pregunta es importante.
Aun el fin de la cuarentena es un momento histórico, inolvidable. ¿Como vamos a reintegrarnos al tiempo post-cuarentena? ¿Que valores o experiencias vamos a llevar al futuro?
¿Algo cambio en su vida? ¿En su familia? ¿En su matrimonio? ¿En su fe? ¿Algo es mas fuerte? ¿Cual fue su experiencia? ¿Miedo?
Algo grande acaba de suceder en nuestro mundo. ¿Qué sucedió? ¿Que cambio? Es muy importante que cada uno de nosotros lo medimos lo que acaba de pasar.
En el evangelio, Jesús habla del Buen Pastor.
Dios no nos hizo corderos, sino humanos con voluntad libre. Tenemos la libertad de escoger nuestro propio pastor. Parte de mi experiencia era caer en mas amor, y mas aprecio de mi Buen Pastor, Jesús y de mis queridos y mi parroquia.
Sin embargo, a mi me visitaban otros “pastores” que querían dominarme o pastorearme. Encontré muchas tentaciones. Supongo que también a Uds. llegaban “pastores malos” en su tiempo de cuarentena, como quizás egoísmo, gula, lujuria o pornografía, o alcohol o drogas. Todos escogemos nuestros pastores. Yo me encontraba con la necesidad de escoger cada vez a confiar en Jesucristo, y poner mi fe y confianza cada vez mas en el; y dar mi espalda a los “pastores falsos”.
En el mundo hay muchas quienes quieren hacerse nuestro “pastor”. Políticos, lujuria y pasatiempos impuros, gula, miedos y ansias, alcohol o drogas. Algo les va a pastorear, y cada uno de nosotros vamos a escoger nuestro pastor principal. Al pastor principal damos mas atención y oportunidad.
El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud, y levantando la voz, dijo: “Sepa todo Israel con absoluta certeza, que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado”
Pedro decía a la gente quienes siempre esperaban al Mesías, el Cristo ungido por Dios, que Dios cumplió su promesa con nosotros y nos mando Jesús. Pero ellos lo mataron a su Mesías, el prometido. Pedro hablaba con absoluta certeza. El Espíritu Santo les inspiraba, y preguntaron, “que tenemos que hacer”.
Pedro les contestó: “Arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados y recibirán el Espíritu Santo.
Espero que Uds. también encontraban el arrepentimiento durante su retiro en la cuarentena. Estos eventos no los recibimos como que nada cambio. Es todavía oportunidad para arrepentirse y volver al Buen Pastor.